Curiosidades de Sevilla: ¿Por qué los adoquines de Gerena resisten más de cien años?

Las vías más señeras del centro aún conservan el primer tipo de firme: la plaza de Campana, la zona de San Román, la plaza de San Pedro, gran parte de la Judería, varias avenidas del parque de María Luisa... Y es que, tal y como contaba Javier Macías en estas páginas, «Sevilla tiene tiene tres colores: el almagre (rojizo), el albero (arenisca) ,y el coloreado de los adoquines de Gerena». Quizá, el más antiguo de todos, ya que desde la época de los romanos se explotaban las canteras de granito de este municipio de la provincia tanto para el pavimento de la vieja Híspalis o Itálica, como para las columnas de la Alameda de Hércules o de las gradas de la Catedral.

Sin embargo, en los últimos diez años, el Ayuntamiento de Sevilla está sustituyendo los adoquines que conforman una imagen única de la capital por un nuevo material que proviene de Quintana de la Serena, más liso, menos ruidoso para tráfico rodado, pero con un gris que nada tiene que ver con el cromatismo diversificado del de Gerena: ocre, verdoso, gris celeste o incluso amarillo (como en el Muelle de la Sal), que se acentúa más si cabe cuando se moja. Así, del colorido de las calzadas de calles como Alemanes, Placentines, Mateos Gago, Abades o Bailén, se está pasando al desnaturalizado pavimento de Carlos Cañal, Hombre de Piedra, San Luis o San Vicente.

Sin embargo, como señalamos al principio del texto, el conflicto no sólo viene con el color del adoquín: la seguridad de peatones y conductores se ve afectada. «El problema de muchas zonas de adoquines es que están mal colocados, entre adoquines no hay mezcla o lecha en condiciones. Por lo cual se empiezan a soltar e incluso con la arena empiezan a salir hacia arriba», comenta un sevillano en Twitter. Y con los 'parches' que se ponen para intentar enmendar el problema.

En otros lugares incluso está siendo sustituido por el asfalto de las carreteras, decisión por la que muchos se echan las manos a la cabeza y es criticada duramente en redes sociales.

En este punto, nos preguntamos lo siguiente: ¿Por qué los adoquines antiguos resisten tras más de cien años sin necesidad de reparación a pesar de soportar el tráfico continuado? Y, por otro lado: ¿por qué no se sigue usando ese tipo de firme tradicional? Buscando la respuesta, nos topamos con este canal de Youtube especializado en la materia.

Antonio González Mayo, en su canal en el que aborda temas sobre arquitectura y urbanismo, posee un vídeo titulado 'Adoquines antiguos frente a modernos' en el que analiza este problema: «A diferencia del adoquín moderno, que genera baches y necesita ser reparado cada diez años, porque se mueven, alteran y hunden, el adoquín antiguo tiene una forma especial. Cada bloque de piedra es un trapecio, como la dovela de un barco. De tal manera que cuanto más peso recibe (de los vehículos) más encaja entre los demás. La calzada es una bóveda, y esas piedras, al tener forma de cuña y recibir presión arriba, van acodalando unos con otros».

¿Por qué no diseñan los nuevos adoquines con esa misma forma? En el mismo vídeo, señala que darle esa forma a los bloques de piedra es muy caro de fabricar, aunque se hace mediante una máquina. Los actuales, con forma de prismas, son mucho más económicos y más rápidos de generar.

Aunque no todo está perdido, recientemente, el pasado agosto, el Ayuntamiento de Sevilla adjudicó el contrato que permitirá tratar el adoquín de Gerena para su reutilización en calles del conjunto histórico de la ciudad, de forma que sea compatible con las medidas necesarias de accesibilidad y con el uso de la bicicleta.

La imagen que abre este reportaje, rescatada de la hemeroteca de ABC de Sevilla, nos muestra lo duro que fue el trabajo de adoquinar la céntrica plaza de San Francisco. Gelán fotografió en 1960 a estos operarios afanados en la colocación del suelo que hoy pisamos, adoquines que seguramente provenían de Gerena.

Nos sorprende las condiciones de tal laboriosa obra, y no sólo a nosotros, como se ve en la instantánea bastantes curiosos se detuvieron a ver las tareas de adoquinado. Y es que algunos están prácticamente enterrados entre los bloques de piedra. Conocer la historia es importante, entre otros motivos, por valorar lo que tenemos o dónde vivimos. Más de uno apreciará el suelo de este enclave de Sevilla, y de muchos otros rincones, tras toparse con esta imagen.

El resto de la plaza vemos es muy similar a la actualidad y la disposición de los edificios no ha cambiado. Aunque distinguimos algunos detalles peculiares. A la izquierda, en el inicio de la calle General Polavieja hay un negocio de Telegramas y en el edificio Laredo, donde actualmente hay oficinas municipales, había otros negocios. Sí vemos los toldos del histórico Bar Laredo, que abrió sus puertas en 1930, y que hoy continúa siendo uno de los bares más emblemáticos de la ciudad pero regentado por Robles.

La calle Sierpes estaba repleta de tiendas, al igual que ahora, no son pocos los carteles y letreros que sobresalen llamando la atención de los transeúntes. Y finalmente, a la derecha nos sorprende una majestuosa palmera cuyo lugar ocupa hoy en día un kiosco de prensa.