Así será la boda de Claudia Ula, la hija de Raquel Revuelta, con su novio del colegio
Se casa con Vicente Benítez el próximo sábado en Zahara de los Atunes ante más de 340 invitados
Comenzaron a salir en el colegio y viven en Madrid pero pronto tendrán las llaves de un piso en Sevilla, la ciudad a la que sueñan con volver
Raquel Revuelta: «Para el sevillano perderse la Feria es un poco tragedia»
Mariana Granada
Sevilla
Nacieron el mismo año, vivían en la misma calle, iban al mismo colegio, tenían amigos comunes, compartieron aulas en la Universidad Pablo Olavide y llevan casi media vida. Y este sábado, después de trece años de su primer encuentro se casan en Zahara ... de los Atunes. El tiene 30 años, ella los cumplirá en septiembre.
El idilio de Claudia Ula Jiménez (primogénita de Raquel Revuelta), y Vicente Benítez, el joven sevillano con el que se casa, surgió cuando apenas eran dos niños. Fue en el año 2012, cuando tenían 17 años y estudiaban el Bachillerato en los Padres Blancos, en el sevillano barrio de Los Remedios.
El romance siguió luego en la universidad aunque, como cualquier pareja que empieza tan joven, hubo altibajos durante la etapa en que ambos se marcharon de Erasmus. Él se fue a Polonia y ella a Italia. Los kilómetros hicieron que se distanciaran un tiempo, aunque siempre había momentos para el reencuentro.
Así fueron pasando los años. Hasta que falleció Miguel Ángel Jiménez, el padre de la novia. Ese día Vicen se presentó en el funeral para acompañar a Claudia en un momento tan amargo. Nada más llegar se fundieron en un abrazo. Y desde entonces no han vuelto a separarse más.
«Mi padre me trajo de nuevo a Vicente a mi vida», ha dicho ella en más de una ocasión. Y así fue. A partir de ahí la relación volvió a consolidarse y hacerse madura.
Dieron el paso de convivir juntos en marzo de 2023 y se afincaron en Madrid, la ciudad en la que ambos trabajan. Él es analista de inversiones en una importante empresa española y ella relaciones públicas en una cadena hotelera. Clau, como la llaman los suyos, también es conocida por sus intervenciones en La Voz y se está abriendo camino como influencer con un perfil @claudiaula que ahora llena de contenido con su 'Diario de una novia', en el que va contando los detalles de la cuenta atrás para el 21-J. Tiene el mismo porte y la voz calcada a la de Raquel Revuelta, su madre, y muchos rasgos de su padre. Derrocha estilo, desparpajo y simpatía. Y es muy cariñosa.
De Sevilla y Valladolid
Vicente Benítez es el mediano de tres hermanos de una familia en la que se mezcla Sevilla con Valladolid, la tierra de su madre y madrina de boda, Beatriz Bachiller. Es inteligente además de alegre y divertido. Ya desde pequeño apuntaba maneras. Como cuando una noche cenando con sus abuelos en un bar muy cerca de la basílica del Gran Poder con apenas cuatro años se zampó las croquetas de la mesa de al lado dejando de una pieza a los comensales que no pudieron hacer otra cosa que reír la gracia del pequeño.
Sevilla sigue siendo la gran pasión que comparten. Es la ciudad a la que vuelven cada vez que pueden. Para ver su familia y amigos y en la que pronto tendrán las llaves de un nuevo piso. Como otros cientos de sevillanos que se marchan cada año por razones laborales, tienen un billete de vuelta aún sin fecha.
El enlace tendrá lugar en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Zahara de los Atunes y la celebración en el Trafalgar Polo Club. Pese al origen sevillano de ambos, era el deseo de Claudia casarse en su lugar favorito, donde compartió tantos momentos con su padre y donde reposan sus cenizas.
Seguramente por eso ha querido meter un pedacito de ese rincón en las invitaciones, que incluyen arena de aquella playa gaditana. La novia vestirá de Victorio & Lucchino, con un vestido que tras la ceremonia se transformará para ser más cómodo y calzará zapatos de Jimmy Choo. Llegará al altar acompañada de sus dos hermanos Miguel Ángel y Nicolás.
Él entrará del brazo de su madre, que irá vestida de la diseñadora sevillana Inmaculada Pacheco con un modelo elaborado con tejidos de Canales. El novio lucirá el clásico chaqué en la iglesia pero luego lo cambiará por un atuendo más informal en tonos claros. «Vaya show vamos a montar», comentaba ilusionado.
Un outfit de playa
De hecho, el dress code para la celebración junto al mar será a tono con la zona. «21 de junio, la playa, amigos... olvídate de la corbata y los tacones asesinos. Queremos que estés cómodo, fresco y con estilazo«, han sugerido a sus invitados. Se espera mucho lino para los caballeros y vestidos acordes con la zona para ellas.
La boda, en la que se verán caras conocidas entre los 340 invitados, contará además con dos testigos de excepción, sus respectivas abuelas, Amalia Armengou y Mercedes Roldán. Los novios se marcharán luego a Indonesia y quizás más pronto que tarde hagan realidad el deseo de las abuelas: tener un bisnieto entre sus brazos. El tiempo lo dirá.
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