Arranca la reforma que mostrará al Museo Arqueológico de Sevilla bajo una nueva luz

Los trabajos de reforma, que lleva a cabo la empresa Ferrovial, ya se han iniciado, detalla el Ministerio de Cultura y Deporte a ABC, y se centran en esta primera fase de las obras en el desmontaje de los elementos que van a sustituirse en la intervención, así como en las demoliciones contempladas en el proyecto que ha redactado en arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra. Este profesional resultó ganador del concurso de ideas para la reforma del Arqueológico en 2010 y realizó, posteriormente, una modificación del proyecto, con el objetivo de rebajar su coste de los 36 millones originales a 20,7 millones de euros.

El Ministerio adjudicó las obras a Ferrovial, según se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el pasado 31 de diciembre, con una inversión prevista de 25 millones de euros. El plazo de ejecución, señalan desde Cultura, de unos cuarenta meses, es decir, que finalizarán sobre mediados de 2027.

Con las demoliciones y desmontaje de elementos de esta primera fase de las obras, el Arqueológico da los primeros pasos de una intervención integral que afectará a la totalidad de un edificio construido entre 1911 y 1919, según consta en la memoria del proyecto de Vázquez Consuegra, quien recuerda que el inmueble es Bien de Interés Cultural (BIC), por lo que la reforma debe mantener un «delicado equilibrio» entre su «transformación» para moderno centro museístico y la «salvaguarda de sus valores patrimoniales».

La intervención se fundamenta en dos ejes: de un lado, «mostrar satisfactoria y adecuadamente su espléndida colección permanente»; y, de otro, «abrir el edificio al bellísimo entorno del Parque de María Luisa». Con ello se conseguirá, añade la memoria, «resolver los atávicos problemas funcionales que nunca fueron debidamente» solventados y «acometer una serie de operaciones de restauración, consolidación, acondicionamiento y eliminación de adiciones inadecuadas».

La eliminación de añadidos que será más apreciable se centrará en los forjados intermedios en diferentes cotas, que han alterado los sistemas de iluminación cenital de los accesos, flujos y circulaciones. La operación «sustantiva» del proyecto se desarrolla sobre el eje transversal del edificio y tratará de «rescatar el espacio del óvalo central como acceso y vestíbulo principal del museo, añadiendo un nuevo núcleo de comunicación vertical, liviano y acristalado —ubicado en el exterior del edificio en su fachada posterior—, que permitirá conectar de forma clara y satisfactoria los tres niveles expositivos» del centro.

Desde la sala oval se accederá al Museo y desde allí tanto a las exposiciones temporales como la permanente, «potenciando la comunicación entre las fachadas norte y sur, gracias a la apertura de una gran puerta, situada al fondo, hoy clausurada, al nuevo espacio de circulación vertical, luminoso y transaparente que mira a los jardines».

El lucernario actual, señala Vázquez Consuegra en la memoria, no es un elemento original del «proyecto de Aníbal González», sino que se trata de elementos que se incorporan con las obras de reforma de los años 40 del pasado siglo y a una cota inferior de la pieza original. Este lucernario se sustituirá por un «elemento de control solar, diseño más acorde a la geometría de la sala oval» y «recuperando su altura primitiva», con el objetivo de lograr un gran vestíbulo.

En lo que se refiere a nueva edificación, destaca en el proyecto la sustitución de los forjados existentes por «otros más acordes y adecuados» en materia de seguridad, mientras que las cubiertas se recuperarán los «lucernarios originales, ahora cegados, manteniendo y reparando las cerchas metálicas existentes, con acristalamientos y aislamientos térmicos adecuados para la recuperación de la iluminación cenital».

El proyecto también contempla la «recuperación de todos los espacios construidos del edificio», con la puesta en uso de los dos extremos del inmueble, que «se encuentran abandonados y en gravísimo estado de degrado y deterioro», y que se destinarán a cafetería y sala multiusos. Todas las logias del edificio en sus cuatro fachadas, algunas de ellas cegadas como las cuatro que dan al Sur, se abrirán protegidas por cerramientos de vidrio transparente y dotadas con sistemas de adecuación de luz natural.

Otra intervención destacada se realizará en la planta del semisótano, rebajando la cota de su pavimento para ganar en altura en las bóvedas de cañón, logrando unos espacios adecuados para la exposición del material prehistórico, que actualmente se muestra en este nivel. «Todos estos recintos abovedados culminan en un recinto oval destinado a la sala de los tesoros, donde se mostrará el Tesoro del Carambolo -pieza estelar del museo- junto a los de Mairena y de Ébora». De esta forma se convertirá en la «necesaria e imprescindible cámara acorazada» que permitirá exponer el Carambolo de forma permanente.