entrevista

Antonio Ayala, experto en longevidad: «Para llegar a centenario hay que tener buen humor y relaciones sociales, aparte de la lotería genética»

Ser creyente y alegre también ayuda a llegar a los cien años de edad, según un estudio con centenarios de Sevilla realizado en el Hospital de San Juan de Dios del Aljarafe por el catedrático de Bioquímica de la Universidad de Sevilla y la geriatra Cristina Garzón

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Antonio Ayala en su despacho de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla MARÍA GUERRA

Antonio Ayala Gómez es catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Sevilla y uno de los mayores expertos en longevidad y antienvejecimiento de España. Con más de 40 años de experiencia profesional y una formación de casi tres años en el National ... Institute of Health de Baltimore (USA), la Universidad de Stanford lo incluyó en su listado de los mejores científicos del mundo. Ha sido profesor en Máster de Medicina Antienvejecimiento en Estados Unidos, Brasil, Méjico, Dubai, Tailandia y Colombia, entre otros países, y editor asociado de la revista «Oxidative Medicine and Cellular Longevity». Vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina y Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL), participa en un estudio pionero en Andalucía realizado con personas centenarias en el Hospital de San Juan de Dios del Aljarafe, de la mano de la geriatra Cristina Garzón.

-¿Cómo surge surge su interés por las personas mayores y el antienvejecimiento?

-Fue pura casualidad. Empecé a trabajar hace más de treinta años en la universidad con un catedrático que estudiaba el envejecimiento, por qué envejecemos. Y me apasionó el tema y la pregunta. Y me sigue apasionando.

-¿Por qué envejecemos?

-Esa pregunta aún no hemos podido contestarla. Ni nosotros ni nadie. No sabemos por qué envejecemos ni por qué se produce el cáncer. Hay muchas cosas que no sabemos.

-¿Estamos ahora más cerca de saberlo?

-Sí, pero será dificil conocer la causa raíz del envejecimiento. Siempre habrá una anterior. Yo creo que es mejor centrarse en los factores que alargan y acortan la vida.

-¿Cuáles son?

-El camino entre la salud y la enfermedad depende en gran parte de nosotros. La medicina preventiva identifica estos factores de riesgo como fumar o el sedentarismo, o no hacer pruebas diagnósticas tempranas. Pero ahora tenemos también la medicina predictiva, que es capaz de predecir con cierta probabilidad los problemas de salud que puede llegar a tener una persona. A veces enfermedades incurables, lo cual plantea algunos dilemas, porque hay personas que no quieren saber que les va a pasar eso. De hecho, en los laboratorios donde se realizan este tipo de pruebas, hay un equipo de terapeutas que se aseguran de que la persona que se somete a ellas es capaz de recibir esos resultados.

-¿Cómo se puede predecir que una persona determinada padecerá un cáncer dentro de unos meses o unos años?

-Hay unas variantes genéticas que predisponen a padecer este tipo de enfermedades y cada vez sabemos más de esto y se puede predecir. Pero no todo se basa en la genética y ahí entra la epigenética. Si uno tiene buenos genes, esas letras que llamamos ADN, se puede hasta cierto punto relajar. Pero esas letras llevan unas marquitas, unas señales epigenéticas, que hace que los genes se expresen o no. Son como unos interruptores.

-¿Hay un factor suerte en el desarrollo o no de ciertas patologías?

-Yo diría que esto es como el póker. Se puede ganar a la enfermedad con muy malas cartas y se puede perder también la partida con buenas cartas. Pero conociendo la vulnerabilidad genética de la persona se pueden prevenir ciertas patologías. Qué debo hacer y qué no debo hacer. Qué debo comer y qué no.

-¿Podría concretar?

-Hay que comer bien, hay que cuidar la microbiota, hay que moverse, hay que evitar el estrés, hay que descansar, hay que evitar exposiciones a tóxicos químicos, que están en lo que comemos, en lo que bebemos o en el aire que respiramos.

-Podemos dejar de fumar o de comer ciertas cosas pero no podemos dejar de respirar.

-Claro, pero conozco casos de personas, amigos, que han tenido un proceso canceroso grave y lo han superado o controlado, y que han decidido cambiar de lugar de residencia para respirar un aire mejor. Lo que uno no puede hacer, tras superar un cáncer, es seguir haciendo lo que hacía antes, la vida normal, por decirlo así, porque quizá esa vida normal es la que le ha llevado a tener ese cáncer.

-¿Qué hacen los centenarios de su estudio que no hagamos los demás?

-Bueno, los centenarios que estamos estudiando comen bien, menos de lo que deberían. Se mueven muchísimo y tienen muchas relaciones sociales. Tienen creencias religiosas y lazos familiares que les obligan a moverse o a cuidar de sus nietos, básicamente. Y son alegres y tienen buen humor. Se ríen de todo.

-¿Todo eso ayuda a vivir más y mejor?

Sí, son personas que se adaptan a lo que tienen. No son personas que hayan tenido de todo pero les sirve lo que tienen. Son optimistas, hablan sin tapujos de los problemas y no reaccionan de forma histérica. Y las relaciones sociales son muy importantes.

-Casi todos queremos llegar a centenarios pero a casi todos nos aterroriza el envejecimiento. Envejecer es algo que queremos evitar...

-Sí, pero además la medicina antienvejecimiento tiene un nombre un poco fatídico, porque no hay medicina que sea anti y le está haciendo mucho daño al envejecimiento, que es un proceso natural. Hablar de antienvejecimiento significa aversión al envejecimiento. El envejecimiento deprime, causa rechazo y soledad. De hecho, mucha gente tiene miedo a decir su edad. Yo creo lo contrario, que hay que presumir de edad. Si uono tiene 90 años y tiene sentido del humor y tiene todavía pasión por la belleza, es para presumir, no para avergonzarse.

-¿Cómo definiría a los centenarios que están estudiando en el Hospital San Juan de Dios del Aljarafe?

-Una característica de estos centenarios es que se ríen de todo, que no ocultan nada. Me da mucha pena que haya gente que no te diga la edad que tiene.

-Quizá sea porque en el mundo occidental se ve a las personas mayores, en general, como un lastre, a diferencia de lo que ocurre en las culturas orientales, donde se les venera y se valora mucho su experiencia y sabiduría.

-Sí, eso está conectado, pero lo que pasa es que hay un contrasentido porque todas las políticas sanitarias apuntan al envejecimiento saludable, a que vivamos más, y después no se cuida a las personas mayores y las tenemos que cuidar los familiares, lo cual crea una cantidad de conflictos tremendos. Es un drama porque no se favorece la conciliación laboral para ese cuidado. A raíz del artículo que publicó usted en ABC sobre este estudio, llamó a Cristina Garzón una señora de 107 años llamada Ernestina Muñoz.

-¿Y qué le dijo?

-Que estaba asombrada porque hacía los sudokus mejores que sus nietos y porque tenía la cabeza en perfectas condiciones. Y se ha ofrecido a participar nuestro estudio sobre los centenarios y la hemos incluido en esta segunda fase.

-En ese artículo se ofrecía el punto de vista clínico de una geriatra, Cristina Garzón, que ha dedicado mucho tiempo a hablar con estas personas y preguntarle sus hábitos. ¿Cuál es el punto de vista de un experto en Biología Molecular sobre estos centenarios?

-Desde el punto de vista molecular, la sangre es como una autovía con muchos carriles donde van moléculas, de un sitio para otro y al revés. Y muchas no sabemos ni que existen. En este estudio hemos seleccionado una molécula más pequeñita, la citoquina, un tipo de molécula que se produce en el sistema inmune y que está relacionada con la longevidad. Nosotros hemos recopilado todos los artículos de los estudios de las moléculas en animales y lo estamos midiendo ahora en pacientes. Estas moléculas sirven para conectar y mandarse mensajes pero debemos tener en cuenta que las personas a las que nosotros estamos midiendo ahora van al hospital por un proceso agudo y eso puede alterar los resultados. Lo que sí hemos visto es que cuanto mayor es la concentración en sangre de la humanina más se puede vivir. Y de forma contraria, cuanto mayor es la concentración en sangre de la proteína interleuquina 11 menos se vive. De hecho, en los estudios en ratones se ha conseguido un 25 por ciento más de tiempo de vida cuando se ha inhibido esa proteína. Estamos intentando ver cuál es la combinación de las buenas y de las malas.

-¿Y en estos centenarios que encontraron?

-Más humanina. Nosotros queremos utilizar este estudio con fines predictivos para poder pronosticar la esperanza de vida de una persona. Pero no se trata de vivir mucho tiempo sino de vivir mejor. La fragilidad es la antesala de la dependencia. Y en ese caso, recomendaremos ejercicio para fortalecer.

-¿La medicina del futuro será la predictiva?

Sí, pero está a la vuelta de la esquina.

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