Cuánto cuesta montar una caseta de la Feria de Sevilla

«Cuando te doy las llaves de la caseta , está "para entrar a vivir"», explica Rafael Morales, uno de los empresarios que se dedica al montaje de casetas en la Feria de Abril de Sevilla . De la estructura a colgar los cuadros. De la fontanería a las cornucopias. Pero este servicio integral no es lo normal. Otra de las cuadrillas que se dedica al montaje la lleva Enrique Rodríguez: «Yo solo monto la estructura, las lonas, electricidad y albañilería», aclara. « La decoración es cosa de los socios , no le voy a poner los cuadros donde yo quiera».

Servicios distintos para precios distintos. Por el montaje completo de Morales se cobra de 6.000 a 8.000 euros «pero te doy hasta el certificado de solidez». El montaje «básico» sale por unos 3.500 euros el módulo . Porque no hay que olvidar que el módulo es la unidad de medida de las casetas en la Feria. Una caseta de las pequeñas suele tener un módulo. Pero las hay de hasta ocho. Solo hay que multiplicar para saber a cuánto asciende la factura.

A semana y media de la Feria, aún hay tiempo para los rezagados. Según las empresas consultadas, el montaje de una caseta dura una semana . Aún sobrarían días para colgar los farolillos. Con la crisis, además, las empresas cogen todos los encargos porque el trabajo no es el de antes. Ni los precios. «Hace seis o siete años se cobraba 12.000 o 13.000 euros por montaje de módulo». Historia. Hoy los precios se han reducido mucho y la carga de trabajo también.

«Empezamos los montajes 30 o 40 días antes de que empiece la Feria», explican las cuadrillas. La razón, también en la crisis. «Ahora no hay trabajo de nada , así que nos venimos antes al real». Lo normal, cuando la situación económica era otra, era llegar al alumbrado por los pelos. Ahora el martes de antes ya se intenta dejar todo listo para que se monten las barras y entre el personal del cátering para ir dejando lista la cocina.

Consecuencia de ese margen de tiempo en que las casetas están montadas antes de que empiece la Feria es la necesidad de vigilancia. «Está la cosa muy mala, hay rateros en todos lados », se queja Enrique. «Hay poca vigilancia y si pueden se llevan hasta los cables». Por eso, desde que la caseta está lista y hasta que llega el personal de cocina, se precintan con planchas de metal -antes eran de madera, pero son más fáciles de romper para entrar a robar-. Se sellan y así nadie entra hasta que, a pocos días de la Feria, se meten las bebidas, la maquinaria de la cocina, el jamón y las viandas. Entonces ya sí se contrata a alguien de seguridad y se quitan los paneles de cierre. «Antes no compensa, es muy caro tener a alguien siempre aquí».

Y cuando acaba la Feria de Abril de Sevilla, a otra feria. Y luego otra. «Nosotros trabajamos en la de Osuna, La Puebla del Río, Alcalá de Guadaíra, Isla Mayor ...», Rafael Morales viaja donde sea para seguir trabajando. Y cuando no hay ferias a la vista, queda la hostelería, que es lo que hacen el resto de años. Hasta que empieza marzo y se mudan al real para dejarlo todo listo para la Feria.