La Casa Cuna vuelve a sus orígenes por un día
Trabajadores que estuvieron en los años 70 en el Centro Provincial Infantil en Miraflores se reencuentran en el edificio
fernando carrasco
Fue en 1987 cuando el emblemático ed ificio construido por el arquitecto Antonio Gómez Millán en la zona de Miraflores, dejaba de albergar el Centro Provincial Infantil, conocido por todos los sevillanos como la Casa Cuna .
Hasta el mismo habían ... llegado, la mayoría de ellos, entre 1971 y 1973 cuando el pediatra Ignacio Gómez de Terreros era director y comenzaba a remodelar las estructuras de un centro ya entonces histórico para el devenir de tantos niños y niñas huérfanos, abandonados o provenientes de familias desestructuradas.
Tenían entre 18 y 20 años y eran la mayoría mujercitas que comenzaban a labrarse un porvenir en la Casa Cuna como niñeras , puericultoras, profesoras, educadoras … y también limpiadoras, lavanderas , costureras, cocineras . Allí, en el edificio de la Avenida de la Mujer Trabajadora —nunca antes un nombre de una calle estuvo tan bien puesto— permanecieron hasta 1987 en que el edificio, propiedad de la Diputación Provincial de Sevilla, pasó a manos de la Fundación San Telmo.
Muchas de las personas que allí trabajaron ya están jubiladas ; otras continuaron en las Comunidades Infantiles y otras en distintos puestos administrativos en la sede de la Diputación. Pero todos vivieron una experiencia única que hizo que tomasen como suyos a los cientos y cientos de niños que pasaron por aquella Casa Cuna regentada por las Hermanas de la Caridad .
La Casa Cuna dejó paso, en 1987, a la Fundación San TelmoHan pasado 40 años desde que entraron y más de tres lustros desde que se marcharon de allí. Pero ayer, merced al trabajo realizado por el doctor Ignacio Gómez de Terreros, volvieron a aquel emblemático edificio más de un centenar de miembros del personal que dejó tantas y tantas horas de su vida cuando la reforma hizo que la Casa Cuna pasase de ser un centro benéfico-sanitario a un modelo de atención socio-educativo.
Muchas de estas personas no habían vuelto a acudir desde que se marcharon. Otras, en cambio, sí. Pero en todas, en sus rostros, la emoción del reencuentro ;la nostalgia de los momentos vividos; las anécdotas, los sufrimientos y las alegrías. Miles de historias que siguen guardando estas paredes avivadas por las cientos de fotografías que se proyectaron de aquel trabajo denodado por darse a los más desfavorecidos.
Un gran equipo
Recordaba Ignacio Gómez de Terreros que «mi vivencia de finales de los años 60 y principios de los 70 fue encontrarme en una institución clásica con 266 plazas con una ocupación de 210 niños en una concepción de beneficencia propia de la época. Pasamos de la etapa médica a la educativa. Y de señoras mayores a las jovencitas que llegaron para hacerse cargo de los niños. Fue toda una experiencia de la que todos ellos, los trabajadores, desde el director hasta la cocinera, éramos un gran equipo ».
Muchas de aquellas jovencitas entonces no se veían desde hacía 15 añosEn la majestuosa capilla del edificio se fotografían sor Josefa , responsable entonces de Lactancia, y las educadoras y profesoras Pepa Aguayo , Isabel Elena León Rueda, María del Mar Ruiz , Concepción de la Cerda y María de los Ángeles Villafuerte . «Estamos ahora en distintos centros pero nos acordamos mucho de todos los años que pasamos aquí . Hay que tener en cuenta que una educadora tenía a su cargo entre diez y doce niños».
« Hemos sido incluso madrinas de muchos de los niños , y los fines de semana nos lo llevábamos a casa con nosotros», argumenta María del Mar Ruiz, que también ponderaba «la labor de las Hermanas de la Caridad ».
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