First Dates
Casi se da la vuelta y se marcha al conocer a su cita, generando un momento de lo más incómodo: «Venir de Asturias para ver a este corzo…»
Edén y Yara solo tenían en común su origen asturiano, y por eso la velada se les hizo interminable
La descarada propuesta de un 'golfillo' a su cita : «En el sexo me gusta de todo»
El momento en el que Yara vio a su cita
Cuando dos solteros se conocen en 'First Dates' pueden encontrar el amor, una bonita amistad o salir por la puerta tan solos como entraron. Otros, como Yara (37), se van tan disgustados con su cita que incluso se replantean todo su futuro sentimental. « ... Visto lo visto, estoy mejor sin pareja», concluyó de su cita con Edén (36). Esta asturiana muy asturiana quedó muy decepcionada porque su paisano no cumplió en absoluto con sus expectativas. Claro que, teniendo en cuenta que su prototipo de chico es Maluma, era poco probable que el encuentro tuviera el éxito esperado.
Yara llegó este miércoles 19 de julio buscando un chico «moreno, tatuado y con esa chispa» que tiene el cantante colombiano. Eso sí, preferiblemente opuesto al prototipo de hombre en el que se suele fijar: mentiroso, mujeriego y mentiroso. «Y así me pinta en el amor de mal», admitió.
Carlos Sobera estaba convencido de que podría formar buena pareja con Edén. Solo hizo falta que ambos concordaran con el presentador. La asturiana ni siquiera esperó a averiguar si Edén podía ser esa persona. Desde el primer encuentro la cita fue un auténtico fracaso. Yara puso cara de decepción al comprobar que a Maluma no se le parecía ni en la uña del pie. 0 patatero.
Mucho orgullo asturiano y una química inexistente entre los dos comensales en el restaurante del amor. Él, la diplomacia se la dejó en casa. «Cuando he entrado quería retroceder y salir otra vez», confesó al instante de conocer a Yara.
La cena más aburrida de sus vidas
Apenas habían comenzado a cenar, pero no veían el momento de acabar la velada. Probablemente, una de las más incómodas de sus vidas y la más aburrida para Yara. Por más que intentaron disimular, se les notaba la falta de química y que no estaban a gusto. Respuestas cortantes, conversación de ascensor y una conclusión en común: no se transmitían nada mutuamente. A Yara le pareció soso. Edén, por su parte, solo tenía ganas de «ponerme la chaqueta y marcharme».
Yara y Edén no veían el momento de perderse de vista
Solo disfrutaron de la comida. Al menos disfrutaron con alga. La cita se les estaba haciendo interminable y no veían la hora de acabar; habían agotado todos los temas de conversación intrascendente. Sobre todo Edén, el más desesperado por marcharse. «Venir de Asturias para ver a este corzo… Mejor me enrollo con mi vecina, que está más buena», se quejó.
Tan «hasta los cojones estaba» que se fue al baño a llamar a sus amigos para comentarle que con esa chavala no iría ni a tomar caramelos. Luego, con ella delante, reculó. Estaría dispuesto a tomarse con ella una vez al año. Si eso.
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