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No lo verás en televisión

La carrera de la rata

Lástima que el cine y la televisión no se atrevan todavía a ficcionar las vidas de fantasía de personajes como Josef Ajram o Amadeo Lladós

Sánchez Cogedor, a su regreso a España tras su paso por la cárcel en Irán
Fernando Muñoz

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Lo entrevistaron en todas las radios y televisiones, y en todas salió encumbrado como un héroe. No es para menos: había pasado 15 meses en una prisión iraní sin acusación formal. Lo torturaron y sobrevivió con un ejercicio de estoicismo encomiable. ¿Quién podría, en esa ... situación, contrariar a una víctima con el trauma exudando por los poros de sus brazos tatuado? Nadie. Porque nada funciona mejor que el mito de la buena víctima. El pobre Santiago Sánchez Cogedor llegó a Irán en bicicleta y subido a un discurso como de coach de autoayuda y volvió a España en avión y diciendo lo mismo. Con la diferencia de que a su vuelta todos lo escucharon en las radios mientras presumía de haberse escapado de la carrera de la rata, que es como en los foros anarcoliberales llaman a cualquiera con un trabajo corriente y la aspiración de ser feliz sin dar lecciones al de enfrente. «No soy una oveja... Si todo el mundo va para un sitio, yo iré en dirección contraria. Yo tenía un trabajo fijo, yo estaba como la mayoría de las personas viviendo en la rueda del hámster, y decidí dejarlo todo y en el año 2018 me fui a Brasil y estuve trabajando en un orfanato y ese estilo de vida me abrió la mente y los ojos. No sé si lo pilláis, a lo mejor estoy hablando a otro nivel», dijo a los tertulianos de Cope.

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