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La estrategia televisiva que hace que te enganches a Pablo Díaz en 'Pasapalabra' y que aún recuerdes a 'Los lobos'

Tres expertos analizan en profundidad las peculiaridades de los concursos de conocimientos, uno de los grandes pilares de la programación española

Pablo Díaz, el 'héroe' de 'Pasapalabra'
Inma Zamora

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'Los lobos', en 'Boom', Pablo Díaz o Javier Dávila en 'Pasapalabra' , los 'Magníficos' de 'Saber y Ganar' . Los concursos de conocimientos tienen nombre propio, figuras a las que las cadenas consagran sus datos de audiencia en la franja vespertina y que empatizan con el telespectador hasta el punto de convertirse en auténticos héroes televisivos. El 'quiz show' , como se conoce a este longevo género, ha sido tradicionalmente uno de los grandes pilares de la televisión española y, sin lugar a dudas, los datos que lo avalan le auguran una larga vida por delante.

Sergio Toledo , profesor de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla, habla a ABC sobre un formato que vivió su máxima expansión gracias al nacimiento de las televisiones privadas y a la necesidad de rellenar horas de programación. «España estrenó su primer concurso de conocimientos en 1959 . Se trataba de 'X-0 da dinero', la adaptación del formato americano 'Tic-Tac Dough' emitido por la cadena NBC», explica. En 1968 llegaría 'Un millón para el mejor', presentado por Joaquín Prats, que sería todo un referente nacional de la nueva televisión . «No fue un programa que se pudiera englobar dentro de los quiz shows, pero su carácter de concurso ayudó a generar en el público la capacidad empática con los concursantes y verlos como auténticos héroes, hecho que se trasladaría también, en un futuro no muy lejano, hacia los programas de preguntas y respuestas», apunta el experto.

Fue en los 70 cuando se produjo la gran explosión del género marcada por el estreno 'Un, dos, tres... responda otra vez', que supuso un claro punto de inflexión para la televisión en España. «Después, los años ochenta estuvieron marcados por las innovaciones técnicas, tanto en los platós como a nivel de posproducción. Se incorporaron cambios que afectaban a la estética de la escenografía, a la realización más dinámica y a los grafismos que aparecen en pantalla», explica Toledo.

El rey de todos los concursos

Los años 90 fueron de vital relevancia gracias a grandes formatos recordados por el espectador como 'Cifras y Letras' o 'Saber y Ganar' que, como afirma el profesor, prepararon el terreno para la gran «joya de la corona» cuando se habla del género en España: '50x15' , que en 1999 comenzó a emitirse en Telecinco en el 'prime time' de los sábados.

El programa presentado por Carlos Sobera fue una de las pocas incursiones del género en una franja en la que los concursos de conocimientos se prodigan en contadas ocasiones, como ocurrió con el bote que Antena 3 entregó a 'Los lobos' en 2019 y que la cadena programó como un auténtico evento televisivo, algo que no ha vuelto a repetirse. «Durante la noche el espectador suele preferir el 'talent show' ('La Voz', 'Masterchef') al concurso de conocimientos, pues en los primeros prima más el entretenimiento y no exigen un esfuerzo mental», asegura Luis Murillo, guionista ('Parot', 'Centro Médico') y creador del portal 'Creamundi'.

La importancia de mantener al héroe

Aunque no es una condición fundamental, la simpatía de la audiencia por el protagonista de un concurso proporciona al programa un claro impulso al que la cadena no suele estar dispuesta a renunciar. En los últimos años tenemos claros ejemplos de esta empatía, sobre todo en los archiconocidos 'roscos' de 'Pasapalabra' o en 'Boom', también de Antena 3 y que en los últimos años ha convertido a 'Los lobos' o a 'Los dispersos' en estrellas indiscutibles de la televisión.

Como apunta el profesor Sergio Toledo, «un rostro conocido permite un reconocimiento del espectador con el programa . Nos gusta comprobar lo que saben los personajes populares en comparación con nosotros». Todo 'quiz show', dice el investigador, es como un relato que se rige por la historia arquetípica del viaje del héroe. «Es como una película en la que un concursante tiene que luchar por conseguir el elixir del triunfo. Evidentemente, la producción del formato tiene que enaltecer esa figura heroica para que el espectador se identifique con él y desee que gane el premio», argumenta. Los concursantes, asevera, «son personas con habilidades extraordinarias, pero la dirección no se puede permitir su pérdida. En 'Pasapalabra' por ejemplo, se inventaron la prueba de la 'silla azul' , para que esto no ocurriera».

Pablo lucha por su permanencia en 'Pasapalabra' en la denominada 'silla azul'

También corrobora esta teoría el guionista Luis Murillo. «El espectador participa con los concursantes, se reta a sí mismo e intenta acertar las preguntas a veces, incluso, antes que el protagonista». Todo concurso de éxito, explica Murillo, debe tener «un presentador con gancho y hacer un buen casting en el que no solo se tengan en cuenta los conocimientos, sino también la habilidad de caer bien al público. También es muy importante que los concursantes aparezcan durante muchos programas, pues así la audiencia se enamorará de ellos como si fueran personajes de una serie de televisión», incide.

Identificación secundaria

La doctora en Comunicación Audiovisual Inmaculada Gordillo explica del mismo modo a ABC cómo la empatía entre audiencia y concursante es vital para la supervivencia del programa. «La identificación con un personaje del relato es fuertemente eficaz. Consiste en 'apoyar' a un rostro de una película, serie, novela, etc. esperando que los sucesos de la trama le resulten favorables (el deseo de que gane el bueno, por ejemplo)» Este fenómeno no solo ocurre en el relato de ficción, sino también en los concursos, explica la profesora: « Si un concursante consigue el cariño del público se produce el fenómeno de identificación secundaria y eso permite la fidelización del espectador. Esta también es la clave de los reality games (los talent, los de convivencia, los de superación, los de celebrities…)», subraya.

Pablo Díaz y Javier Dávila no ceden su puesto al contrario en 'Pasapalabra'. Cuando uno de los dos pierde en el famoso 'Rosco' lo normal es que solvente sin problemas la denominada 'silla azul ' algo que no sucedió con Luis de Lama, uno de los héroes caídos en el formato de Antena 3. Tal fue su huella en el programa lingüístico que su despedida fue una de las más traumáticas y provocó, incluso, las lágrimas de su mayor adversario.

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