parrillada mixta
A ver qué me pongo hoy
Los pobres llevan bufandas, plumas, a veces paraguas, capuchas, guantes; todo lo necesario para hacerse una idea de cómo está el tiempo y qué ponerse
Pitufeo
Yolanda se va de TX
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Iniciar sesiónEstá el día como tonto. No sabe si ponerse a llover o no. Viento no hace por lo menos. Va la gente muy abrigada. Ha debido de llover mucho esta noche porque hay charcos. Estos pensamientos de visillo e invierno acompañan a quienes de buena ... mañana tienen la costumbre de otear la cosa meteorológica a partir de sus efectos, sin otro conocimiento del medio que el del análisis visual de su superficie. Cuando el Gobierno de España complete su operación tripartita –Telefónica, Indra, Redeia– y vuelque todo su instinto renovable en el campo del I+D-i, de momento está con lo de Franco, seguro que da con la tecla y desarrolla la tecnología del visillo LED, terlenka de vanguardia, vaporoso y dotado de una opacidad que el usuario pueda adaptar a sus necesidades de intimidad, visibilidad, transparencia y, sobre todo, información.
La primavera pasada, sería abril, estaban los del ayuntamiento montando el sistema de videovigilancia de la zona del Dos de Mayo cuando les dijimos que si nos podían poner un alargador para conectar el cable de la señal a la tele del bar, que solo encendemos cuando hay partido de la selección, y así estar distraídos con la gente que sube o baja la calle sin tener que asomarnos a la puerta, que en invierno entra frío. «Eso no lo llevamos nosotros. Estamos poniendo la luz, ya vendrán los de las cámaras». Ocho meses tardó en arrancar el aparataje.
Hay que dar tiempo al Gobierno de España para que termine de levantar el muro que nos proteja de la tecnocasta, se centre en la gente y desarrolle el visillo LED de visión reversible y ambivalente. Hasta entonces vamos tirando con los reporteros que madrugan, sin ser de Vox, y desde primera hora de la mañana son expuestos a la intemperie para protagonizar unas absurdas conexiones en directo desde el exterior, la puta calle, para entendernos, de las sedes políticas o institucionales –Moncloa, el Congreso, Génova, Ferraz, el Supremo, los juzgados de la plaza de Castilla– donde presuntamente y en función de la agenda informativa de cada jornada va a pasar algo, que luego no es para tanto. Los pobres llevan bufandas, plumas, a veces paraguas, capuchas, guantes; todo lo necesario para que el espectador se haga una idea de cómo está el tiempo y qué ponerse. Cuando echan vaho por la boca es para pensarse lo de salir.
«Cómo se notan ya los días» es otra reflexión de visillo e invierno. Amanece antes en la cara maquillada, cromatismo de verano, de los reporteros.
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