Del ‘por mi hija mato’ a lo contrario
Es como si ‘Sálvame’ estuviera en la UCI e intentaran salvarlo cosiendo aquí, cortando allá
Belén Esteban en 'Sálvame'
El ‘Sálvame’ muta, cambia . Es, como diría Millán Salcedo, una rintompampinfosis. ¿Cómo seguir siendo ‘Sálvame’ y a la vez dejar de serlo? La sensación es que van tanteando. Cambian cosas, retocan: la decoración, los colores… Mientras estas líneas son perpetradas, en el ‘ ... Naranja’ hablan Carlos Ferrando y Marisol Galdón, luego llegan los de siempre a hablar del autotune de Rosalía… Es como si el programa estuviera en la UCI e intentaran salvarlo cosiendo aquí, cortando allá…
Mientras el enfermo es tratado, y algunos rezan por su pronto restablecimiento (otros no, desean un mundo en el que solo haya documentales), cabe seguir preguntándose por las razones de la decadencia.
Una de tantas podría ser cierta vuelta de rosca en los temas del programa. La edad de oro de ‘Sálvame’ tuvo como estrella a Belén Esteban, que se había hecho famosa como madre coraje contra el ex («el padre de mi hija») y la familia política de ‘Ambiciones’. Era como la protagonista de un culebrón y con sus sufrimientos empatizaban las señoras.
Del ‘por mi hija mato’ que resumía todo aquello (convertido después en ‘de mi hija solo hablo yo’) fueron pasando a algo muy distinto. Todo empezó en un ‘Deluxe’ al que Kiko Rivera acudió para negar unas acusaciones de ‘deslealtad’. Al verse apretado, optó por la confesión íntima y entonces llamó la madre, preocupada, y la lio. Kiko se rebeló e inició una serie de entrevistas en las que acabó negando el apellido. Era un programa antinatural, un hijo contra su madre, algo difícil de ver para un público mayormente femenino.
La cosa no acabó aquí. Después llegó la docuserie de Rocío Carrasco , con su suplemento de feminismo y amigas, y ahí se atacó a la hija, considerada instrumento de violencia paterna, se revelaron datos penales de una menor, e incluso se intentó algo peor: para ser perdonada, Rocío Flores tendría que romper con el padre. Esa era la tesis. De nuevo, la ruptura del vínculo paternofilial.
Del ‘me duele lo parido’ se pasó a aplaudir lo opuesto, al descaste absoluto y una televisión antinatura; un hijo contra la madre, una madre contra la hija. Lo alegre se tornó desagradable.