Robos, apuestas ilegales y tráfico: la historia real detrás de «Peaky Blinders»

El trabajo de Steven Knight , creador y guionista de «Peaky Blinders» , fue un poco más sencillo de lo que a priori puede parecer. El británico utilizó su propia historia familiar para inspirarse. Los hermanos de su padre, los Shledon, fueron unos conocidos corredores de apuestas en Birmingham y los herederos directos de los auténticos Peaky Blinders. «Eran niños cuando vieron esas cosas y yo era un niño cuando me las contaron», explicó el escritor.

Robos, secuestros, apuestas ilegales, contrabando y tráfico de drogas que la banda criminal desarrolló entre 1890 y 1900 en los barrios bajos de Birmingham. Knight confeccionó una historia basada en sus propias «leyendas familiares y hechos históricos». «Se decía que el nombre Peaky Blinders provenía de la práctica de coser hojas de navaja en el borde de sus boinas inglesas, las cuales utilizaban como armas para cegar momentáneamente a sus oponentes», relata Carl Chinn en su libro «The Real Peaky Blinders».

David Taylor, Earnest Haynes, Harry «Baby-Faced Harry» Fowles (que sirvió en la Primera Guerra Mundial como Thomas Shelby), Stephen McNickle, y Thomas Gilbert fueron algunos de los miembros más activos de la banda criminal. Pero quien inspiró a al protagonista de la ficción (interpretado por Cillian Murphy ) fue el peligroso gánster Billy Kimber . Como guiño a la persona real, Knight hizo que el propio Thomas Shelby lo asesinase al inicio de la ficción ya que no podían coexistir en «Peaky Blinders».

Al igual que en la ficción, los Peaky Blinders se caracterizaban por su peculiar vestimenta. Solían llevar un traje con un chaleco abotonado, botas de cuero y una boina con visera. Lo que la ficción no revela es que tenían la mala costumbre de pegar a sus mujeres. Aun así, Knight ha conseguido que la trama de la ficción vaya mucho más allá de la realidad, y al mismo tiempo ha conseguido que los personajes, pese a ser tan violentos, generen empatía en el espectador. «Suelen dar miedo o son divertidos o debemos sentir lástima por ellos», reconoce el autor.