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La nueva edad de oro de las series históricas

Los expertos coinciden en que series como «The Crown» o «El Cid» enganchan al público y lo llevan a otros documentos, como libros

Tobias Menzies y Olivia Colman NETFLIX
César Cervera

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Aveces, la mal llamada caja tonta se vuelve tan lista que incluso es capaz de darnos lecciones de Historia. Desde las luchas de caballerías («El Cid») hasta desastres nucleares recientes («Chernobyl»), pasando por historias de familias reales («The Crown» y «Catalina la grande») conquistadores («Hernán») y guerras mundiales («El submarino»), entre los estrenos y las series que se están grabando esta temporada hay un buen puñado de ficciones históricas y de época. « Es una gran noticia que el público quiera acceder a la Historia de otra manera . Desde pequeños tenemos la idea de que la Historia aburre, que es demasiado fría la forma en la que se enseña, pero ahora ya no hay excusas. Las series históricas consiguen captar a mucha gente y les pone fácil acercarse a un fascinante pasado», asegura la historiadora Teresa Cunillera.

De hecho, es casi imposible no engancharse a «The Crown» , que llega el 17 de octubre a Netflix con su tercera temporada. Olivia Colman toma el relevo de Claire Foy para representar a Isabel II en los sesenta y setenta. Al igual que la monarca británica, también «envejece» el resto del reparto: Tobias Menzies será Felipe de Edimburgo, Helena Bonham Carter dará vida a la princesa Margarita y Josh O’Connor será el príncipe Carlos. Sin salir de las casas reales, Sky ofrece «Catalina la Grande», una biografía de Catalina II, emperatriz de Rusia durante 34 años, a la que encarna Helen Mirren.

Más aventurera es «El Cid» , una producción de Zebra protagonizada por Jaime Lorente. Esta serie, que nace con la aspiración de ser la historia de época «más ambiciosa jamás narrada en España», llegará a Amazon Prime Video en 2020. Ese mismo año La 1 ofrecerá «Inés del alma mía», basada en la novela homónima de Isabel Allende, que cuenta la aventura de Inés Suárez, la única mujer española que se embarcó y participó en la conquista de Chile.

Conquistadores y narcoseries

Coincidiendo con el quinto centenario de la llegada de Hernán Cortés a México, se estrenarán dos series sobre su figura. «Hernán» , una coproducción hispanomexicana protagonizada por Óscar Jaenada, se podrá ver antes de fin de año en Amazon. El gigante del comercio electrónico prepara otra ficción sobre Cortés, en este caso interpretado por Javier Bardem. El guión de la serie, centrada en su relación con el líder azteca Moctezuma, está escrito por Steven Zaillian en base a un texto firmado por Dalton Trumbo.

Ya en el siglo XX, destaca «El submarino» (AMC), ambientada en el bando alemán en la Segunda Guerra Mundial. Sin salir de este conflicto, Apple+ producirá «Masters of the Air» , la historia de los bombarderos estadounidenses. Más recientes son «La línea invisible» (Movistar+), sobre los orígenes de ETA, y «Chernóbil» (HBO), que aborda uno de los mayores desastres nucleares de la historia reciente. Casi contemporánea es también «La voz más alta» (Movistar+), una biografía de Roger Ailes, fundador de Fox News. Sin salir del «biopic», «Genius» (National Geographic), que ya retrató a Einstein y Picasso, investiga ahora la vida de Aretha Franklin.

Muchas narcoseries también son ficciones históricas, aunque rocen la actualidad. La española «Fariña» (Antena 3), sobre la vida de Sito Miñanco, y la latinoamericana «Narcos» (Netflix).

La lista es casi interminable si añadimos las series de época, con personajes ficticios: «1994» (29 de octubre en Movistar+), «The Terror: Infamy» (18 de noviembre en AMC), «Vikingos» (TNT), «La guerra de los mundos» (Movistar+), las españolas «Dime quién soy» (Movistar+), «La otra mirada» (TVE), «La peste» (Movistar+), «Patria» (HBO)...

La realidad siempre supera a la ficción, salvo a la hora de enganchar a los espectadores. « Los documentales de calidad siguen siendo muy recomendables, pero la realidad es que aún tienen un público minoritario. El formato serie engancha más. Hay un relato que acompaña a los acontecimientos históricos, y eso genera cierta adicción, si el ritmo es bueno», opina María Saavedra, historiadora y profesora de la Universidad CEU-San Pablo. Según esta experta, el gusto por las series históricas genera, a su vez, interés por conocer más de aquellos sucesos en libros.

Menos de lo que debería

Para el historiador y novelista Emilio Lara, el «boom» sostenido en el tiempo de este género tiene mucho que ver con la mejora de los avances técnicos. «Nunca antes se habían hecho series de este tipo con tantos medios, calidad técnica y guiones como en los últimos años. Algunas como “The Crown” son una maravilla y una lección de historia. Tiene todos los condimentos para aprender y mantener la tensión», afirma Lara.

¿Se puede aprender entonces de ellas, aunque sean productos de entretenimiento? «Se debe. Si haces una serie tienes que entretener, pero eso no quita que esté bien documentada y se pueda aprender», apunta Javier Olivares, creador de «Isabel» y «El Ministerio del Tiempo». Esta última, reivindica, se emite en las escuelas e institutos de toda España. «Y la primera temporada de “ Isabel” me ha llevado a muchos congresos de Historia y no para tirarme piedras. El problema es a la inversa, cuando series como “The Spanish Princess” apuesta todo al entretener utilizando códigos que nada tienen que ver con la Historia», añade.

El modelo, apunta Olivares, son las producciones históricas de la BBC. «Aquí se han hecho muchas menos de las que se debiera para la Historia que tenemos. Incluso ahora. Por culpa de una visión muy empobrecedora de nuestra Historia y luego porque u na serie de este tipo es cara por obligación y los presupuestos siguen en cotas bajas con respecto a otros países», reivindica el guionista, que lleva años tratando de llevar a la pantalla su novela sobre Felipe II.

Para los estudiosos del género, en España «Isabel» marcó un antes y un después. «Por primera vez, los guionistas españoles se asomaron a los inicios de la Edad Moderna sin prejuicios y con una calidad tremenda», recuerda Lara. «Hasta hace poco las series españolas me parecían muy rígidas, sin vida, con personajes a los que les faltaba personalidad. No eran creíbles. Sin embargo, España ha aprendido de lo que han hecho otros países y por eso el público está respondiendo tan bien a las nuevas propuestas», concluye Cunillera.

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