Las luces y sombras de Miguel Bosé, el 'bandido' que sobrevivió a sus padres, a las polémicas y a los excesos

No fue tarea difícil, por abundancia y también por disposición del protagonista. Miguel Bosé no solo no puso líneas rojas sino que se saltó, como buen hijo de torero, la barrera para contarlas él mismo. «Nos ha dado toda la información que estaba a su disposición y no ha ejercido ningún tipo de control ni de veto», cuenta Faerna.

Aunque ‘Bosé’ es la historia del ascenso del cantante al éxito y no la de su deriva, no esconde los trapos sucios de la vida de un personaje «provocador» que, como Sinatra, tuvo sus escarceos con el Hampa. En la serie, protagonizada por José Pastor e Iván Fresneda , se habla de su periplo italiano, de sus altibajos y de su carrera en el cine. No faltan tampoco sus relaciones con hombres y mujeres y el gran coqueteo de su vida, que no fue con Nacho Palau sino con las drogas, que probó en los ochenta por primera vez y dejó hace doce años. «Lo bueno es que él lo cuenta con absoluta y total naturalidad y con mucha franqueza», admite el creador de la ficción, que se estrenó en noviembre en Latinoamérica. No miente Miguel Bosé, tal y como se pudo comprobar este miércoles en ‘El Hormiguero’, donde confesó que consumió «kilos» de todo y que fue liberador «soltarlo todo» para la serie, porque el pasado pesa mucho.

Cabía el riesgo, sin embargo, de caer en la parodia, sobre todo después de sus polémicas con el coronavirus, o de hacerlo en la hagiografía, dado que está vivo. La serie ‘Bosé’ no pretendía ser una cosa ni la otra, sino «contar su carrera artística». Claro que Miguel bosé todo lo engulle. Ahijado de Luchino Visconti, se pasó la infancia y juventud rodeado de nombres dignos de palmarés de premio en cualquier disciplina artística. Que si Hemingway, que si Picasso, Orson Welles y hasta Ava Gardner.

Para saber que Miguel Bosé estaba destinado a ser algo grande, además de su círculo, bastaba con echar un ojo a su libro de familia. Ser hijo de Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé , sin embargo, fue más lastre que trampolín para el cantante, que luchó por no ser un ‘nepobaby’ y labrarse su propia carrera al margen de la de su familia. Se revolvió contra la inercia y, en lugar del enésimo ‘hijo de’, terminó siendo Saturno, pero devorando a sus padres.

«Nace y crece en un entorno privilegiado, rodeado de influencias maravillosas en todos los aspectos. Daba igual el camino que eligiera, habría tenido referentes de primerísima fila. Pero, en realidad, ese privilegio es también el origen de su condena, la razón de su dificultad de lograr salirse de la sombra alargadísima que proyectaban tanto su padre como su madre. Lo normal es que no se consiga, que los hijos de los artistas no acaben eclipsando a sus a sus padres», analiza Nacho Faerna, que coordinó para la serie a los guionistas Ángeles González-Sinde, Isabel Vázquez y Boris Izaguirre .