Sobredosis de Hollywood

Les pasa un poco como a Narciso, muerto de tanto amor por sí mismo. O como a ‘The offer’ , que cuenta la historia, por supuesto de forma muy libre, de cómo se negoció la adaptación de ‘El padrino’ y su accidentado rodaje. No ha tenido la serie la acogida que era previsible en EE.UU. Por su atractivo elenco –merece la pena solo por ver al actor Anthony Ippolito mimetizarse con el joven Al Pacino– y hasta por ‘voyeurismo’. Porque somos cotillas por naturaleza y si hay algo que nos gusta, más que el puro entretenimiento, es mirar dentro, a sus entresijos.

A su llegada a España con SkyShowtime, ‘The offer’ ha quedado eclipsada por los carteles de la dinastía ‘Yellowstone’ que empapelan las marquesinas y la resurrección de ‘Bosé’, omnipresente en televisión y en plataformas, como si el coronavirus nunca hubiera existido. Una lástima su ostracismo, porque es una delicia ver a Matthew Goode como el extravagante Bob Evans o revisar la película de Francis Ford Coppola después de saber, por ejemplo, que fue el cineasta quien mandó esconder más alto en la cisterna la pistola para que se pusiera nervioso Pacino.

Volviendo al hijo del capitán trueno, justificaba su adicción a las drogas Bosé en ‘El hormiguero’ en que «el pasado ocupa mucho espacio; que para progresar, renacer, tienes que soltarlo todo». Quizás por eso ahora, que tanto se da por muerto al cine, se haya puesto de moda eso de remover el polvo y sacar sus bártulos. Quizás no haya, como le pasó al cantante, adicción como terapia sino sobredosis, tanto en salas como en el ‘streaming’, de mirarse a uno mismo. Víctimas, como Narciso del agua, de su ombligo. Daba en la clave ‘Yellowstone’ , que como todos los wéstern esconde una lección entre las balas: «Es difícil medir el casi porque el casi no importa». Sustituyan el casi por el quizás y ya estaría.