Mario Casas y Michelle Jenner se reúnen 20 años después de 'Los hombres de Paco': «Estar juntos es como jugar en casa»

Mario Casas encarna a Juan Pablo, un prestigioso orfebre que viaja desde España a Nueva York para una exposición sobre su obra. De camino pasará por su pueblo natal, un viaje que le llevará al pasado y al reencuentro con un gran amor que cambió su vida para siempre. Ese gran amor es Celia. «Cuando supe que Michelle iba a estar en el proyecto fue para mí como dar en el clavo. No es solo reencontrarnos, nos conocemos de hace mucho tiempo», asegura Casas. Para la actriz trabajar juntos es como «jugar en casa». Hay confianza y muchos años de trabajo.

La vida les ha llevado a vivir juntos momentos clave en su vida, como el salto al éxito con el fenómeno fan que se desató con la serie de Antena 3. «Aquello era extraño porque tu vida sigue siendo la misma, lo único que estás trabajando y la mirada de los demás cambia. Al principio sí que es sorprendente porque te sientes igual, pero al mismo tiempo te miran más», recuerda Michelle Jenner. Con 20 años ambos estaban en las portadas de las revistas y desataban la locura entre muchos jóvenes. «Me ayudó mucho tener a mi familia. Son quienes me mantuvieron en el sitio y con quien puedes hablar y explicar todo lo que te está pasando por dentro. Cuando veo a estos jóvenes que salen ahora y que tienen tanto éxito pienso: 'Ojalá tengan a gente que los cuide'. Es complicado», asegura Casas.

El fenómeno consigo muchas cosas buenas, y otras no tanto. «Se me dio bastante caña durante un tiempo. Tengo el recuerdo y ahí lo sufrí un poco porque era más joven y no sabía muy bien qué estaba pasando. Lo entiendes ahora. Trato de no leer ni lo bueno ni lo malo. Hago mi trabajo y sé que no le puedo gustar a todo el mundo . Hay cosas que se te escapan, que no puedes controlar y que es mejor dejarlas ir», reconoce Mario Casas.

El actor, que después de pasar por la exitosa serie de Antena 3 protagonizó 'Tres metros sobre el cielo', no ha dejado de trabajar. Con un Goya por 'No matarás', el catalán se ha ido alejando de aquel chaval que generaba furor entre las adolescentes y ha demostrado con su carrera que su única preocupación es hacer bien su trabajo, hasta un punto casi enfermizo: «Lo sufro mucho. Me cuesta apartar al 'pepito grillo'. Directamente no veo mi trabajo. Esta película, por ejemplo, la he visto una vez. Pues ya está. Le estaría sacando todo el rato cosas. Es una lucha rarísima, entonces sufro». Michelle parece que ha sabido encontrar un equilibrio: «Es muy difícil no juzgar, pero tampoco puedes entrar en un círculo obsesivo porque además estás viendo un trabajo que ya está hecho. No hay nada que puedas cambiar de ahí, puedes aprender, pero no permitir que eso te baje a un lugar negativo».

La carrera de ambos actores es una carrera afianzada a base de un trabajo constante. Se consideran afortunados de poder hacerlo, pero al mismo tiempo siguen con la misma incertidumbre de que este sea el último trabajo y de que el teléfono nunca más vuelva a sonar. «El miedo está siempre, por eso yo llegué a un punto, sobre todo en la cuarentena, que me puse a escribir. Pensé: 'No vaya a ser'. Porque realmente te puede pasar cualquier cosa y hay muchos actores como tú o mucho mejores. Entonces el poder abrirte a otros lugares y atreverte a dirigir a lo mejor nos dan un poco más de tranquilidad», explica Mario recordando su ópera prima 'Mi soledad tiene alas', en la que dirigió a su hermano Óscar. La dirección se ha convertido para él en otro camino a seguir y ha reconocido en más de una ocasión que le gustaría compaginar junto a la interpretación. Para Michelle es justo este vértigo el que convierte su profesión en algo apasionante. «Para mí el éxito es cada proyecto nuevo que me llega porque significa que puedo seguir dedicándome a algo que me apasiona y de lo que nunca dejo de aprender. Es lo que más me maravilla».

Lo más duro de la profesión para ambos actores es la incertidumbre de la profesión, la inestabilidad, aunque al mismo tiempo se convierte en un reto. «Llevo muy mal mi autoexigencia. A veces me vuelvo obsesivo. Tengo que hacer un trabajo ahí y lo hago. Lo mejor es que trabajamos con nosotros mismos, con nuestro físico, nuestras emociones. Es un regalo poder crear personajes y sacar emociones que tú mismo llevas dentro», asegura Casas. Ninguno de los dos se arrepiente de las decisiones que ha tomado hasta ahora en su carrera. «Todo ha servido para aprender y para estar donde estamos ahora», asegura Jenner. Con el foco puesto en su trabajo y en lidiar con las luces y sombras de la profesión, los actores encaran el estreno de 'El taller del orfebre' y traen de nuevo un romance de los de siempre, con la esperanza de volver a reencontrarse de nuevo en la pantalla.