Crítica de 'Singular' (**): Inteligencia artificial e inteligencia emocional
Hay varios golpes de guion que 'enloquecen' lo que sería la lógica del argumento y que le da nuevos sentidos a la trama y una cierta forma de bucle
Todas las críticas de cine de ABC Play aquí
Revolución en Eurovisión: España cumple su amenaza y no irá al festival por la presencia de Israel
Patricia López en 'Singular'
Con la construcción de un ingenioso artilugio argumental (también lo tenía su anterior película, 'La quietud en la tormenta'), el guionista y director Alberto Gastesi cuenta una historia que hace un cruce singular, como su título, el del drama familiar con la ciencia ficción ... en su modalidad de Inteligencia Artificial. A ello se dedican Diana y Martin, ex pareja que se reencuentra años después de la muerte de su hijo en la vieja casa de campo donde fueron felices.
La temperatura que le impone el director a la trama adquiere desde el principio el carácter de thriller que sugiere amargor, pesadumbre y negrura del pasado, unas tonalidades que sabe crear bien la actriz Patricia López Arnaiz y que le presta enigma a su personaje; y junto a ella, Javier Rey también le transmite rareza e intriga al suyo, igual que el joven Miguel Iriarte, que completa un trío desconcertante que se irá explicando en el desarrollo y que convierte la pantalla en un continuo trajín de emociones, sentimientos, sospechas y amenazas que se amparan en lo artificial de la inteligencia pero que tienen más que ver con la intimidad natural y sentimental de cualquier ser humano.
Hay varios golpes de guion que 'enloquecen' lo que sería la lógica del argumento y que le da nuevos sentidos a la trama y una cierta forma de bucle; es una película quieta, inmóvil en su espacio de casa solitaria, y que al tiempo se remueve enormemente en el interior de sus personajes, a los que hace crepitar el ingenio del guionista de repetir para completar su relato, quizá demasiado ambicioso para un tipo de producción en la que no rebosan los recursos económicos. Una cierta precariedad que se combate con una sencilla puesta en escena, con una fotografía precisa y sin alardes, con una música que puntea la atmósfera y unas buenas interpretaciones que marcan las angustias, perplejidades y delirios de unos personajes poco comunes y que se sienten cercanos allá a lo lejos.