«Lo maravilloso de Batman es que todos son humanos»
Robert Pattinson y Jeffrey Wright interpretan al multimillonario Bruce Wayne y al policía Gordon en la nueva versión cinematográfica del icónico personaje de cómic
Si Superman es el héroe americano por excelencia, impecable en su moralidad para hacer el bien, Batman es su antítesis, el justiciero al que no le importa ensuciarse las manos para limpiar las cloacas de una ciudad podrida. Igual que el hombre de ... acero, Hollywood necesita revisar la figura del caballero oscuro y reiniciar la saga cada cierto tiempo, desde las humorísticas y góticas de Tim Burton, con villanos de opereta y Michael Keaton, a las excesivas de Joel Schumacher, con George Clooney y Val Kilmer. Hasta que llegó Christopher Nolan y reinventó el género junto a Christian Bale con una trilogía hiperrealista más cercana al thriller que a las películas del género.
Matt Reeves recoge el guante y se gana su propio lugar en el pedestal de las adaptaciones con una versión más fiel a los cómics, trufada de referencias fincherianas y con un villano, Enigma, tan agitador como el Joker de Joaquin Phoenix. Hay poco Bruce Wayne y mucho Batman, quizás porque a Robert Pattinson , el último en enfundarse el traje y el primero en pintarse los ojos, es más serio con máscara que con su expresión lánguida. «Ya no es el Bruce Wayne un poco tonto al que estamos acostumbrados», admite.
Tampoco se repite la manida escena de la muerte de sus padres, aunque es una pena que el justiciero arrastra, permitiéndole al director plantear el filme como un viaje iniciático de «un Batman al que no conocen como Batman» sino como Venganza, un detective en el que solo Gordon cree y una sombra más de la noche que necesita esconderse en el traje y salir de caza para sobrevivir, para olvidar, para vengarse y encontrarse. «Da miedo –dice Pattinson–, yo era como un bebé, nunca preguntaba». Sí intentó cambiarle la voz, hacerla un susurro, pero se lo prohibieron. Como dice Jeffrey Wright, el policía que le arropa, «lo maravilloso de Batman es que todos son humanos». Incluso los malos. Por eso resulta creíble.
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