Negacionismo del Holocausto
Deborah Lipstadt sobre el negacionismo: «No se puede debatir hechos con gente que piensa que la Tierra es plana»
«Negación», filme que hoy se estrena, está basado en un libro por el que el historiador David Irving la denunció por libelo en 1996
En un Londres devastado por las bombas alemanas, un niño llamado David Irving correteaba entre las ruinas haciendo el saludo nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Aquello era un insulto a su país, pero su familia lo entendió como un juego infantil o ... como una muestra de cierto sentido innato de la provocación. Desde pequeño, algo irresistible e irracional le había atraído de Adolf Hitler. Nacido en 1938, Irving se convirtió con los años en un historiador autodidacta y en el autor de varios best sellers con un sentido inverosímil de los crímenes nazis.
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El opus magnum de Irving fue «Hitler’s War» (1977) -y su continuación, «The War’s Path»-, dedicado a exculpar al líder austriaco de la llamada Solución Final , un caladero inagotable para los defensores de que la muerte de entre seis a ocho millones de judíos nunca tuvo lugar. Sus tesis no pasaban el escrutinio de ningún historiador serio y eran, en el mejor de los casos, textos cargados de imprecisiones. Era cuestión de tiempo que los sectores académicos desacreditaran su trabajo.
A finales de los años noventa, la escritora Deborah Lipstadt, auténtico martillo de los negacionistas, se topó frente a frente con Irving. «No lo busqué, él fue detrás de mí y me denunció. Este juicio es muy importante porque expusimos por primera vez el “modus operandi” de un negacionista », explica la historiadora neoyorquina en una entrevista telefónica con ABC. Deborah Esther Lipstadt (Nueva York, 1947), profesora de Judaísmo Moderno y de Estudios del Holocausto en la Universidad de Emory, publicó a principios de los noventa el libro «Negando el Holocausto: El creciente asalto sobre la verdad y la memoria» contra aquellos pseudohistoriadores que negaban la existencia de un plan de exterminio nazi y el asesinato de millones de personas durante la Segunda Guerra. Irving aparecía mencionado en el libro y su trabajo desautorizado, ante lo cual decidió denunciar por libelo a Lipstadt y su editorial, Penguin Books, en un tribunal británico.
La película «Negación», de Mick Jackson, que se estrena hoy en España, cuenta el juicio por difamación que tuvo que encarar Lipstadt en el año 2000. Fue hace más de dieciséis años pero sus lecciones no pueden estar más vigentes, cuando esta semana Marine Le Pen ha rescatado el tradicional negacionismo del Frente Nacional sobre la responsabilidad francesa en la deportación de miles de judíos durante la ocupación nazi de París; cuando desde el mundo islámico el anterior presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad , llamó mito al Holocausto nazi, y cuando desde la presidencia de Estados Unidos se defiende la existencia de hechos alternativos: «Tú piensas eso y yo tengo derecho a pensar diferente».
El diario de Eichmann
«No se puede debatir con gente que piensa que la Tierra es plana», asegura Lipstadt, quien remarca que en su juicio no estaban probando qué pasó, sino que «lo que decía David Irving que pasó nunca había pasado». No probaban, dice, las cosas que se hicieron, ni contaron los muertos de Auschwitz-Birkenau, sino que trataron de seguir las notas a pie de página de Irving, ir a sus fuentes. «Así que cuando decía: “Tengo las pruebas de este hecho o el otro”, nosotros encontramos que no tenía evidencias de lo que sostenía. Tratábamos de probar que era un mentiroso», agrega.
Para Lipstadt, Irving es un hombre que siempre ha estado buscando atención de una forma u otra. Dieciséis años después de que una Corte británica desacreditara las tesis de este escritor, Irving sostiene ahora que está inspirando a una nueva generación de «escépticos del Holocausto». « El interés en mi trabajo ha aumentad o exponencialmente en los últimos dos o tres años. Y es sobre todo gente joven. Estoy recibiendo mensajes de chicos de 14, 15 o 16 años de edad en los Estados Unidos. Me encuentran en YouTube, donde hay colgadados al menos 220 de mis conferencias», aseguró con motivo de los premios Bafta, en los que «Negación» estuvo nominada a la mejor película británica.
Irving fue condenado en 2006 a tres años de cárcel en Austria, donde el negacionismo está penado por ley. Lipstadt se opuso. «No creo en leyes que limiten la libertad de expresión. La gente tiene derecho a odiar o pensar cosas terribles. No quiero que los políticos, que el poder, decidan lo que se debe decir y lo que no», afirma.
Para ayudar a la defensa de Lipstadt en el juicio, funcionarios del Ministerio de Justicia israelí enviaron una larga y descuidada memoria manuscrita de Adolf Eichmann (teniente coronel de las SS nazis y responsable directo de la solución final), durante su estancia en prisión. Eichmann escribió que el Holocausto fue el «crimen más enorme en la historia de la humanidad». Pero Irving alega que el alto mando de las SS quiso complacer a sus captores israelíes mientras aguardaba su pena de muerte. «Hay un dicho en inglés: “We hoisted him by his own petard” (herido por su propia espada, le salió el tiro por la culata) porque seguimos sus palabras, sus afirmaciones. Seguimos los documentos que él decía que probaban algo, y no decían eso. Lo que es más importante: utilizamos las propias palabras de David Irving contra él».
«Hechos alternativos»
Lipstadt ve paralelismos con lo vivido en la campaña de Donald Trump y ahora como presidente, cuando su asesora Kellyanne Conway defendió la existencia de « hechos alternativos ». «Se habla de que los hechos no importan, que los expertos no importan. Es una tendencia muy preocupante y que denigra la verdad. Es aterrador. A mí me gusta hablar de hechos, opiniones y mentiras, no solo de hechos y opiniones». La profesora estadounidense subrayaba el momento en que Trump dijo que había visto a mil musulmanes celebrando la caída del World Trade Center en Nueva Jersey en la noche del 11 de septiembre: «“Mucha gente lo vio. Yo lo vi”. No hay necesidad de mostrar pruebas de lo que uno sostiene. La opinión se hace realidad».
La historiadora alerta de que la verdad está hoy muy amenazada. «Hay un sentimiento general por ahí de que usted tiene sus hechos, yo tengo mis hechos, y quien grita más fuerte gana», ha argumentado recientemente. Como armas de guerra contra un negacionista, asegura Lipstadt, hay que exigirle al contrario que enseñe sus pruebas, que muestre los hechos. En el inicio de la película, la profesora defiende ante sus alumnos que no se debe debatir con un negacionista, momento en el que irrumpió el propio Irving y registró las acusaciones de Lisptadt para denunciarla en 1996 y llevarla a un juicio que duró 32 días entre enero y abril del año 2000. «Debatir con un negacionista del Holocausto sobre que hay evidencias que prueban lo que dicen... Y si tenemos pruebas de que son unos mentirosos, por qué tengo que perder el tiempo debatiendo una mentira», argumenta durante la entrevista telefónica con este diario.
«Para que los negacionistas tengan razón, ¿quién tiene que estar equivocado? O los supervivientes , que vieron lo que pasó, o quienes vivían en esos pueblos y vieron los trenes llegar a los campos día tras día e irse vacíos», se cuestiona Lipstadt. Ningún alto mando nazi, concluye, negó los crímenes en los juicios tras la Segunda Guerra Mundial . «Quizá dijeron: “yo no lo hice”, pero no que no hubiera pasado. El Holocausto tiene la dudosa distinción de ser precisamente el genocidio mejor documentado en el mundo. Es increíble que alguien trate de negarlo ».
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