Crítica de 'Deadpool y Lobezno' (***): Ryan Reynolds y Hugh Jackman, qué gran pareja de deshecho
La nueva entrega de este anti-héroe ahonda en la burla y el sentido del humor más irreverente por encima de todo
El esperado regreso de Hugh Jackman en 'Deadpool y Lobezno'
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Iniciar sesiónEn lo que transcurren los créditos iniciales, cinco o diez minutos de secuencia imparable, uno ya se divierte más que en los últimos meses de cine de estreno. Qué ingenio, qué sentido del humor, qué manera de establecer una línea crítica (y descacharrante) con ... el propio personaje, la voracidad de las grandes compañías de producción, el cine de superhéroes y el cachondeo de los multiversos. Quien conozca a Deadpool por sus anteriores películas sabe cuáles son sus poderes y sus alergias a la seriedad, su falta de tacto y su boca de hacha. Y su reunión en esta aventura con el personaje de Lobezno, también muy conocido por sus zarpazos, su brusquedad y su afición al pimple y a no morirse, es literalmente una juerga.
La trama del argumento, algo que interesa más bien poco (se trata, como siempre, de salvar al mundo, o a los mundos), permite la entrada por esas puertas del tiempo a varios personajes de Marvel, superhéroes, Vengadores y de los X-Men, y una cantidad ingente de chistes de franquicias y trasvases, de compras de derechos y bromas sobre la personalidad y hasta la indumentaria de los superhéroes. Bromas, incluso, porque la serie de Deadpool pasa ahora al MCU, o universo Marvel. El guion, en el que también ha participado como en la anterior entrega Ryan Reynolds, el protagonista junto a Hugh Jackman, se esfuerza en que cada línea de diálogo tenga su burla, su vituperio, su acidez y su muchísima gracia sobre el universo del cine de superhéroes. Y tal vez Scorsese no vea esa gracia, pero realmente hay momentos espectaculares en los que la risa es riada.
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Lucía CabanelasReynolds y Jackman están en plena forma, al menos en lo que se refiere a reírse de sí mismos, y hay alusiones constantes y entre ellos no solo a sus características como Deadpool o Lobezno, sino también a ellos como actores que están ahí para lo que les echen. El apartado visual y técnico es atractivo y espectacular, el CGI (o el empaste por ordenador) tiene su gracia sin llegar a molestar, hay mucha acción y buena parte de ella bien salvaje, y la línea argumental, que ya digo que da un poco igual, procura no ponerse muy pesada y trascendental; pero lo mejor con mucho de este guiso entre Deadpool y Lobezno es la osadía verbal, el pim-pam-pum de los fraseos hirientes y vacilantes (de vacilar), la autoconsciencia de su propia fragilidad, a pesar de ser inmortales, porque pueden 'morir' en cualquier película por falta de enganche con la audiencia…, que el número tres depende del dos, y que el cuatro ya veremos.
La idea que se puede transmitir desde aquí sobre 'Deadpool y Lobezno' es que, aunque ofrece todo ese caudal de espectáculo, violencia y trajín argumental desorbitado, es un prodigio de gracia, finura y grosería.
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