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ABC Cultural

Crítica de 'Oh, Canadá' (**): confesiones ante la cámara y la muerte

Paul Schrader y Richard Gere se reencuentran después de más de cuatro décadas

RICHARD GERE: «MIRAR DENTRO DE MI CABEZA ES VER LA FICCIÓN QUE SUPONE SER RICHARD GERE»

Richard Gere y Uma Thurman, en una escena de la película ABC
Oti Rodríguez Marchante

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Si algo distingue al cine de un hombre tan especial como Paul Schrader es su voluntad de llevar a él a tipos muy complejos y de dudoso atractivo, casi fulanos que provocan más rechazo que otra cosa. Como guionista, construyó junto a Martin Scorsese ... al Travis Bickle de 'Taxi Driver' o el Jake La Motta de 'Toro salvaje', y como director a Julian Kay (Richard Gere en 'American Gigolo'), al desgarrado Nick Nolte de 'Aflicción', a Mishima y a muchos más. Los sentimientos de culpa, la voluntad de autodestrucción, su acentuada educación calvinista y la necesidad de que su cine gotee ascetismo y misantropía son su marca de agua. Y esta película, 'Oh, Canada' está impregnada de todos esos desafectos.

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