«La prensa no me quiere, los cienciólogos me la tienen jurada…»
Ricky Gervais solo se arrepiente de las bromas contra Johnny Depp, mientras la Asociación de la Prensa Extranjera mantiene una postura ambigua
F. Marín Bellón
Todos dan por hecho que el cómico británico no volverá a tener la ocasión de soltar sus bromas racimo en una gala en Hollywood, tras los daños directos y colaterales causados en los Globos de Oro, pero las respuestas no han sido tan unánimes ... como sostienen algunos, ni siquiera en el seno de la Asociación de la Prensa Extranjera, organizadora de los premios.
Philip Berk, presidente de la asociación (que tampoco se libró de las burlas del actor y guionista), afirmó ayer a «Hollywood Reporter» que Gervais había «cruzado la línea» y que algunas de las cosas que dijo «eran totalmente inaceptables», para añadir con condescendencia: «Pero ese es Ricky».
Berk también confirmó que Gervais no permitió que nadie revisara su guión antes de la gala, en contra de algunos comentarios maliciosos, según los cuales la sorpresa de la Asociación era una pantomima. «Cuando contratas a Gervais, esperas lo inesperado», aseguró. También negó que en mitad de la ceremonia el cómico recibiera algún toque de atención, lo que habría justificado sus larga ausencias del escenario. «Eso es ridículo», afirmó Philip Berk, «no recibió ningún aviso».
El presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood no quiso valorar, por último, las posibilidades de Gervais de volver a presentar la gala. Más aún, en el único comunicado oficial de este organismo, se aseguraba: «Nos ha encantado el espectáculo. Fue muy divertido y obviamente ha dado mucho que hablar . Cuando contratas a un cómico como Ricky Gervais, uno espera en su propia cara material que puede ser escandaloso. (…) Ciertamente, en este caso, a veces fue demasiado lejos. La asociación nunca aprobará algunas de las cosas que dijo. Con todo, el espectáculo fue de los mejores que nunca hemos tenido y estamos muy agradecidos».
Alguno, como Hugh Heffner, se tomaron con deportividad las pullas, como pudo leerse en su cuenta de Twitter. Lo más agresivo que dijo el fundador de Playbloy fue que «resulta irónico que vivir con tres jovencitas origine un programa de televisión de éxito, pero casarse con una cause humor». Tom Hanks, menos diplomático, dejó bien clara su opinión sobre el escenario: «¿Os acordáis de cuando era gordito y gracioso? Ahora no es ninguna de las dos cosas».
Quizá el único que volvió a decir toda la verdad sin pelos en la lengua fue el propio Gervais. Antes de su espectáculo ya anunció: «Cuando se vea el guión todo el mundo se dará cuenta de que será el último». Después de la gala, su único arrepentimiento, según cuenta «Los Angeles Times», fueron las bromas sobre Johnny Depp. «Me sentí mal por Johnny. Es cierto, aunque no vi la película. Johnny es un genio y espero que pueda aceptar un par de bromas», admitió. Respecto al resto, ni un ápice de arrepentimiento sobre las bromas: «Repetiría cualquiera de ellas en sus caras, caminaría hacia ellos y les diría: esta es la prueba para mí. Y es en buena diversión».
El futuro, en cualquier caso, no ofrece dudas: «La Asociación de la Prensa no me quiere, la NBC no me quiere, los cienciólogos me la tienen jurada, Johnny Depp me va a golpear en el aparcamiento y América dejará de quererme después de mi comentario ateo».
¿Y qué dice el público? Según las encuestas, el 70 por ciento de los espectadores creen que los chistes de Gervais fueron muy divertidos e inteligentes, y que había sido el presentador más entretenido de la historia, según informa The Wrap.
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