Ray Bradbury, pantallas futuristas
La obra del Mark Twain de la ciencia ficción provocó dispares adaptaciones y colaboraciones en cine y televisión
J. C.
Resulta curioso que la mayor aportación del séptimo arte a la obra de Ray Bradbury , admirador del cine popular de iconos como Lon Chaney («el hombre de las mil caras») y Ray Harryhausen (el hombre de los mil monstruos ... en miniatura), fuera el pastiche más extraño en la historia del cine de autor por excelencia (la nouvelle vague ): la adaptación que François Truffaut hizo en 1966 de «Fahrenheit 451» , su fábula sobre la guillotina cultural al rojo vivo que, tal vez, y a pesar de la potencia de sus imágenes (y sus ideas por desgracia atemporales) y la presencia de la bella Julie Christie , sea una de las películas de ciencia ficción que peor han envejecido (exceptuando la entrañable serie B cincuentera en la línea de «It came from outer space» , de Jack Arnold, o «El monstruo de tiempos remotos» , de Eugéne Lourié, también basados en sendos relatos bradburyanos ).
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Tampoco tuvo mucha suerte Bradbury con el trato recibido en las pantallas (esta vez pequeñas) de su otra obra maestra: «Crónicas marcianas» , ya que la miniserie de Michael Anderson , con un crepuscular Rock Hudson , fechada en 1980, le chirrió con especial intensidad, hasta el punto de que uno de sus últimos esfuerzos profesionales consistió en sacar adelante una versión cinematográfica a su altura. Por no hablar de «El sonido del trueno» (2005), supuesto y nada delicado blockbuster que Hollywood perpetró con uno de sus más famosos relatos y que no deja de ser un pálido (y jurásico) reflejo de su fabulación humanística, científica y finamente irónica.
De Melville a Hitchcock
Si a ello le añadimos su difusa colaboración con John Huston para arponear el «Moby Dick» de Melville, una versión «pop» de «El hombre ilustrado» dirigida por Jack Smight en el muy hippie 1969 (y que 25 años más tarde el plomo de Peter Greenaway copieteó en «The Pillow Book» ), rarezas como «El verano de Picasso» (también del 69), y filmes menores donde colaboró como guionista como «La feria de las tinieblas» (1983), «El pequeño Nemo» (1992), «The Halloween tree» (1993) o «El maravilloso traje de color vainilla» (1998), y a la espera de que se concrete el proyecto de adaptar su maravilloso «El vino del estío» , lo más sensato sería quedarse con las colaboraciones televisivas de Bradbury, desde «Alfred Hitchcock presenta» a «Más allá de los límites de la realidad», pasando por nuestras «Historias para no dormir» o «El teatro de Ray Bradbury» , con ese memorable inicio en el que el genial escritor aparecía encendiendo lamparitas en su estudio y hablando en off: «La gente me pregunta de dónde saco mi ideas; pues de aquí mismo...». Ah, y no olvidemos el clásico documental «Story of a writer» , de Terry Sanders, y otra conexión literaria-cinéfila: el magnífico ensayo «Ray Bradbury. Humanista del futuro» , escrito a principios de los 70 por un José Luis Garci al que aún no se le había caído del todo la «a» del apellido.
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