Cardo máximo
El puente de hierro está que arde
Consideren al menos el impacto visual que tendría semejante armatoste en mitad del tramo urbano comprendido entre San Telmo y Los Remedios
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Iniciar sesiónEn Roma, de hecho, las llamas lo han devorado y se ha venido abajo parte de la estructura por la que circulaban conducciones y acometidas diversas. Se trata del puente de la Industria, que todos conocen como el puente de hierro, entre los barrios Ostiense ... y Portuense, al sur de la capital italiana, inaugurado en 1863 y cuya singular estampa ha distinguido esa zona de la ciudad en contraposición a la mayoría de puentes romanos sobre el Tíber, construidos en piedra. El incendio de Roma se declaró el sábado por la noche, en vísperas de la llamada a las urnas para renovar la Alcaldía de la urbe tras una campaña electoral en la que el deterioro de las infraestructuras de la ciudad ha estado en el corazón del debate político.
En Sevilla, nuestro puente de Alfonso XIII incendia las pasiones de todos los grupos municipales de la oposición y de otros patrimonialistas que andan empujando para que la pasarela peatonal que debe cruzar la dársena del Guadalquivir como colofón del proyecto hotelero en la antigua fábrica de Tabacos de Los Remedios sea sustituida por el puente de hierro que languidece al final de la avenida de La Raza, apoyado en tierra como el esqueleto de un dinosaurio prehistórico que hubiera quedado en pie después de descarnarlo de toda función para la que fue pensado.
La fascinación por la arquitectura del hierro con la que el hombre del diecinueve empezó a salvar luces y alturas que hasta ese momento eran inimaginables con las soluciones constructivas de los romanos debidamente 'aggiornadas' compromete, allí donde se encuentre, prescindir de estos antepasados metálicos de nuestros puentes aunque sean de catálogo (como es el caso de Sevilla) o no pasen de ser una versión civil de la plataforma Bailey. La nostalgia hace el resto porque a los puentes de acero se les toma cariño un poco como los niños se aficionan a atornillar y remachar las piezas de un mecano.
Pero detrás de ese empeño por rescatar el puente de hierro –sancionado por la mayoría del consistorio, toma ya– hay una realidad tozuda que parecen ignorar quienes empujan por reutilizar como pasarela de peatones una vieja estructura pensada para levantar sus dos tramos de tablero. Por si el coste de volver a mover el puente de hierro no les arredra, consideren al menos el impacto visual que supondría semejante armatoste en mitad del tramo urbano entre San Telmo y Los Remedios.
Coincido con los forofos del puente de hierro en que es ignominioso contemplar una estructura tan formidable despojada de toda función para la que fue proyectada: sería el primero en demandar la eutanasia para nuestro viejo puente de hierro, al que ni siquiera el fuego –como ha pasado en Roma– puede quitar de en medio.
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