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TRIBUNA ABIERTA

Corazón e inteligencia

Pepe Luis Vázquez Silva para Sevilla fue siempre un niño. Por eso, ahora que hemos conocido su muerte, nos ha sorprendido de tan precoz

ESQUIVIAS

Lutgardo García

La vocación es una voz, un murmullo de plata que le habla al corazón. Es una fuerza interior que mueve nuestra vida y nos lleva a entregarnos, de modo ineludible, en cuerpo y alma a una tarea. Es un rumor de ángeles que hablan en ... la soledad, en el silencio de las noches. Y su vocación no podía ser otra que la de ser torero. Porque los príncipes no eligen. Llevan la vocación guardada en las mareas de la sangre cuando nacen. Él era el príncipe de una estirpe de toreros claros. Toreros sevillanos que hablan con sabiduría y elegancia. Sin hacer alardes vocales ni exagerar los gestos. Así fue su toreo, claridad y silencio de patio sevillano. Fundir la inteligencia y el corazón. Ese lema, que, por cierto, podría haberlo dejado escrito Montaigne, fue una de las máximas que pudo escuchar a su padre, el sabio de San Bernardo. Hombre de pocas palabras, pero sentencioso y fino, de él heredó esa difícil elegancia de la sencillez y el oro de la naturalidad. Se es torero porque no se puede ser otra cosa, porque los ángeles de la vocación van enseñando el camino desde que se nace.

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