No ni ná
La ley de Juana
El Gobierno, es su especialidad, se sitúa al lado de alguien que ya desobedeció a la justicia
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Iniciar sesiónLo peor es que nos acostumbramos. Un día sí y el otro el Gobierno asesta un golpe al poder judicial. De nada vale que Europa tenga en su radar la politización del Constitucional al haberse desnaturalizado y convertido en tribunal de casación y última instancia ... de causas perdidas del Gobierno. De poco sirven las protestas de jueces y fiscales contra la gatera que se pretende en el acceso a la carrera o el bochorno histórico de un fiscal general imputado. Les importa un comino. Para el sanchismo esto supone un aliciente con el que sostener que todo mal que le aqueja tiene su origen en un contubernio judicial contra el progreso del nuevo socialismo y sus codiciosos socios.
La presión al poder judicial no descansa. Cada vez que una ministra de Sánchez resalta su «respeto a las decisiones judiciales», la de la túnica blanca, los ojos tapados y la balanza se echa a temblar porque sabe que le viene un estacazo. Tiemblen las puñetas y sus señorías, de interponerse en los objetivos serán tachadas de fascistas.
En el muestrario de burlas a la justicia vuelve el caso Juana Rivas. Hoy la madre de Maracena debería cumplir la sentencia de tribunales de España e Italia para devolver al hijo menor a su padre. El Gobierno, a pesar de que Juana ha agotado todas las vías de recurso, vuelve a situarse como su más interesado defensor, sin recelo alguno de poder estar amparando un caso de obcecación en el incumplimiento de la custodia compartida. Se comprende que con una justicia tan garantista y con la hiperactiva gestión de escritos de casación de los equipos jurídicos con los que cuenta Rivas, esta madre no puede ser una víctima del sistema judicial sino más bien al contrario. Pero el Gobierno, es su especialidad, se sitúa al lado de alguien que ya desobedeció a la justicia, a la que indultó de su condena por sustracción de menores. A falta de mejores argumentos jurídicos, la ministra Rego ha colaborado activamente en la última ocurrencia de Juana y sus 'asesores', como evidentes responsables de la euforia epistolar de sus hijos pidiendo auxilio a la ministra y -con calculada estrategia- al presidente de la Junta, transmitiendo a la opinión pública que el chico corre peligro. El Gobierno, alienta a la fiscalía con sentimiento posesivo y no tiene cautela al señalar como maltratador a la expareja de Rivas, sin cuidado de que la acusación sea parte de la estrategia judicial de ésta para romper la custodia. No sería el único caso. Pero le da igual todo con tal de hacer de Juana un icono de 'su' feminismo y de torcer sentencias.
El objetivo va más allá de Juana y no digamos de salvar a otras mujeres, amenazadas y sin padrinazgo institucional. ¿No lo ven? Es fácil suponer que si esto se soluciona con cartas a la ministra pronto estarán de más los juzgados de familia y por ende el resto. Que sólo quede de guardia la sala Conde Pumpido, que en última instancia 'el Gobierno del pueblo' administrará justicia.
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