cardo máximo
Esto se mueve
Los nombramientos sugieren que el nuncio y el ordinario trabajan alineados en dar respuesta a las necesidades del rebaño español
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Iniciar sesiónEl anuncio de la ordenación de dos nuevos obispos auxiliares para Sevilla es señal de que el arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, empieza a modelar el gobierno de su archidiócesis a su estilo, una vez superado de largo el periodo inicial de adaptación de casi ... dos años en que el prelado se ha empapado de lo que representa la sede de San Isidoro y San Leandro. Habrá que esperar a ver si se producen cambios importantes en los nombramientos y traslados de sacerdotes y vicarios allá por junio para calibrar realmente el alcance de la reforma de la curia diocesana: si se queda en un simple esbozo o sugiere una radical transformación del presbiteriado sevillano para dar respuesta al momento que vive la Iglesia hispalense. Hay muestras de vitalidad –será la segunda diócesis española que envíe más jóvenes a la JMJ de Lisboa este agosto y tiene el tercer seminario más repleto, por ejemplo– junto a otros ejemplos de fatiga de materiales en una construcción que ha resistido los últimos 775 años que conmemora precisamente el Santo Entierro Grande.
Pero los nombramientos de Teodoro León y Ramón Valdivia (sobre todo, el de este último) sugieren que el nuncio (la Santa Sede) y el ordinario trabajan alineados en dar respuesta a las necesidades del rebaño español: con los nombramientos de auxiliares a pares –primero Barcelona y ahora Sevilla– se está enviando una señal de renovación del episcopado español para los próximos veinte años. El profesor Valdivia no ha cumplido la cincuentena, lo que lo convertirá en el prelado más joven de España. Y además de un más que decente currículo académico centrado en la Teología, don Ramón huele a oveja, a rebaño de San Roque donde se ha hecho querer por su feligresía. Buena señal, sin duda.
No es nueva la coincidencia de dos auxiliares en Sevilla, porque ya se dio en 1969 cuando ejercieron Juan Antonio del Val y Antonio Montero bajo la tutela del cardenal Bueno Monreal, pero no se había vuelto a repetir. El cardenal Amigo nunca precisó de la figura del obispo auxiliar y don Juan José Asenjo trajo a don Santiago Gómez Sierra de Córdoba para que le ayudara en la tarea pastoral que su quebradiza salud le hizo muy cuesta arriba.
En Teodoro León se ha premiado una vida dedicada a la Iglesia de Sevilla: parece que siempre ha sido vicario y deán de la Catedral, permanentemente a la sombra. Ahora podremos verlo, Dios lo quiera, más desenvuelto y menos encorsetado de lo que le obligaban los cargos que desempeña. Con Ramón Valdivia, un buen cura bueno como cualquiera puede comprobar en cinco minutos de charla, se confirma la cantera que Osuna representa para la Iglesia sevillana y se le devuelve al presbiteriado hispalense la confianza en que ejercer de párroco en la capital no es obstáculo para ascender en la carrera eclesiástica: hay una generación de curas en torno a la cincuentena que va a sentir su nombramiento, aunque no lo sea, como un premio colectivo. Bien está y se lo merecen. Esto se mueve. Ahora falta ver a qué velocidad.
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