TIRO AL AIRE

Madre de menas

No me llamen mala madre por querer darle un futuro mejor a mis hijos

Leyenda Javi Cid

Si no existe el político bombero, ¡inventadlo!

Hablo desde el 'sifuerismo' que es una posición muy cómoda para opinar de decisiones de cualquier tipo puesto que carece de una variable esencial: la realidad. Pues bien, desde ese 'sifuerismo', si yo fuera madre de adolescentes en un país subsahariano con una expectativas de ... vida más que precarias, recolectaría todos los ahorros familiares para pagarles un pasaje en un cayuco. ¿Que son mafias? Vale, pero ¿me los llevan a una costa europea?

Sí, considérenme madre de menas. No nos gustará la palabra, pero por abreviar. Pongamos que soy madre de dos. Adolescentes, porque esto se ha hablado en casa y no los íbamos a dejar ir de niños, pero con 15 y 16 años por aquí son como adultos. Es la media de edad con la que las familias los dejan marchar. Nosotros mandamos a nuestros dos mayores hace tres semanas. Con el calor el mar está mejor.

Al otro lado del mar dicen no se qué del efecto llamada. No será una llamada a la madre. Aquí no ha llamado nadie. Me intento consolar, aunque ya han pasado más de veinte días desde su salida y no tengo noticias. Seguro que no pueden ni mandar un whatsapp. Hemos oído hablar de las repatriaciones. Por eso se fueron sin documentación.

Quiero confiar. Seguro que los europeos que los han recogido son muy hospitalarios. Como aquí. De los tuareg a los beduinos no hay zona sin ella. Es nuestro código de honor. Además, los europeos saben cuidar a sus hijos. Entenderán que les mandemos a los nuestros visto cómo está el asunto por aquí. Al pequeño igual lo ponen en la escuela. Mira, así aprende antes el idioma. ¿Qué será? ¿español, francés, italiano? A saber a qué costa han llegado. Espero que no se hayan separado. Y que no se sientan solos. Ya les dijimos que debían ser fuertes. Que aquí no había futuro y allí, sin embargo, parece, necesitan gente para el campo y la construcción. Igual cuando empiece a irles bien mandan algo de dinero aquí. O quizá vuelvan a visitarnos. Vale, dejo de soñar. ¡No tan rápido! Lo primero es que sigan vivos.

Si han llegado, por favor, espero que sí, quizá ya estén en esos centros como campamentos. Con colchones compartidos. Comiendo platos europeos. Espero que les den tres comidas al día. No va a ser una vida fácil, pero será mejor que la que han abandonado aquí. Por eso les animamos a que se jugaran la vida. No me llamen mala madre por querer darle un futuro mejor a mis hijos.

¿Cómo? ¿Qué hay políticos que están en contra de recibir a nuestros vástagos en sus países? ¿En sus regiones? Uy, qué poco hospitalarios. Vaya, que nuestros hijos son muchos y no tienen bastantes medios. Eso ya lo puedo entender. ¿Que se pelean los políticos? Están como nosotros, en situaciones límite. Verán que compartimos los mismos valores: amor por los nuestros y afán por un futuro mejor. Cada uno lo intenta con las herramientas que tiene a mano. Fíjense que aquí hasta hemos recurrido a las mafias…

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