Cabeza fría
Gafas grandes, poco oxígeno
El problema de Sánchez se agrava: la agenda sigue en manos de los juzgados y ahora también en las autonómicas
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Iniciar sesiónPedro Sánchez se ha vuelto adicto a usar la estratagema de Alcibíades –que le cortó el rabo a su perro para que en Atenas se hablara de ello y no se le criticara por cosas peores– cada vez que se ve en algún aprieto. Esta ... semana lo ha vuelto a hacer con las gafas de Dior que decidió llevarse al Senado para distraer de los posibles errores que pudiera cometer, lo que confirma, por otra parte, que algo tiene que esconder. En Moncloa deben de tener ya una estatua de Alcibíades, del perro y de Plutarco, que fue quién nos contó la estratagema en sus 'Vidas paralelas'.
Claro, el jefe del Ejecutivo no puede desafiar a Donald Trump, reventar la Vuelta Ciclista o salir de Eurovisión cada semana, que es más o menos lo que hace cuando se ve en algún apuro, ya sea por las novedades judiciales de la corrupción que lo rodea o porque alguno de sus socios le amenaza o lo deja tirado en el Congreso. A Sánchez le toca ir recurriendo a otras ideas menos impactantes pero que distraigan la atención un día, dos o si hay suerte tres, que es el marco temporal en el que va buscando oxígeno el presidente del Gobierno.
No obstante, si el socialista hubiera conocido de antemano la intervención atropellada que hizo el senador del PP Alejo Miranda, seguramente se habría guardado la bala de las gafas para otro apuro. Probablemente ni en sus mejores sueños se le pasó por la cabeza que los populares harían ese papelón y le regalaran tal cortinaje de humo.
Pero por muchas gafas que se ponga Sánchez o mucho que se decolore el pelo, su problema de fondo sigue siendo el mismo: no controla la agenda. Las distracciones funcionan pero tienen un recorrido efímero porque rápidamente quedan superadas por una noticia judicial. De hecho, es lo que va a pasar ahora. La semana que viene nadie se acordará de las gafas de Dior ni del senador Alejo Miranda porque la atención estará puesta en el mayor o menor contenido del informe de la UCO sobre el ministro Ángel Víctor Torres, y en el arranque mañana mismo del juicio contra el fiscal general, Álvaro García Ortiz.
El problema se agrava porque el adelanto electoral de María Guardiola introduce antes de lo previsto un segundo elemento que controlará la agenda, y no precisamente en positivo para Moncloa. Extremadura será la primera casilla de un ciclo electoral en el que no se votará en clave de autonómicas sino de generales porque la mayoría de los candidatos están contaminados por el sanchismo. Desde el propio Miguel Ángel Gallardo por el caso 'hermanísimo' y su vergonzoso aforamiento, hasta los cinco ministros que el jefe del Gobierno tiene de candidatos: el propio Torres (Canarias), Pilar Alegría (Aragón), Óscar López (Madrid), Diana Morant (Valencia) y María Jesús Montero (Andalucía), pasando por la posible candidatura de la presidenta del Congreso, Francina Armengol, en Baleares. Hoy por hoy, las encuestas no le dan a ninguno ellos la posibilidad de gobernar. Y eso difícilmente podrá cambiar ni aunque Sánchez pudiera comprarle el perro a Alcibíades.
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