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«La maternidad no es un derecho a toda costa»

Mónica López Barahona, presidenta de la Fundación Jerôme Lejeune, explica las razones por las que no apuesta por el vientre de alquiler

Laura Peraita

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—Si hay tantas parejas que desean convertirse en padres y no lo consiguen, ¿cuáles son los argumentos para que no lo hagan mediante un vientre de alquiler?

—Es una explotación del cuerpo de la mujer a través de un contrato. Éticamente no es ... aceptable. Además, la mujer para quedarse embarazada necesita preparar su útero y para ello recibe de forma artificial un coctel hormonal que no es saludable. La mujer es muy vulnerable porque cuando está en situación de pobreza es más fácil que acepte alquilar su útero y las condiciones del contrato. La parte que contrata puede exigir a la madre gestante desde que no coma carne, a que no se tiña el pelo o que no mantenga relaciones sexuales durante 9 meses. El 99% acepta que el parto sea por cesárea, para que el niño sufra menos y se evite un mayor vínculo a la madre, que al despertar de la anestesia ya no tiene ocasión de ver a su bebé. Es una utilización vejatoria de la mujer que ha sido plenamente consciente durante 9 meses de su embarazo. La maternidad no es un derecho a toda costa.

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