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Mucha demanda de electricidad para los coches podría tener efectos medioambientales negativos

El uso de carbón para producir electricidad podría provocar más emisiones de dióxido de azufre

ABC.es

El transporte por carretera es una de las principales fuentes de contaminación atmosférica en Europa, en especial por contaminantes nocivos como el dióxido de nitrógeno y las partículas , de acuerdo con el informe de la AEMA «Air quality in Europe – 2018en» (La calidad del aire en Europa – 2018). Pero no es el único factor, ya que las emisiones de la agricultura, la producción de energía, la industria y los hogares también contribuyen a la contaminación atmosférica.

En el sector de la automoción, se están dando grandes pasos , con cada vez menos emisiones en los vehículos de gasolina y diésel, la mayor implantación de híbridos de gas, electrificados y eléctricos.

Pero no es suficiente. Así, el valor límite anual para el NO2 sigue superándose ampliamente en toda Europa. En 2016, el 7 % de la población urbana de la EU-28 vivía en zonas con concentraciones superiores al valor límite anual de la UE y las directrices de la OMS.

El porcentaje de la población urbana de la EU-28 expuesta a partículas de baja granulometría PM2,5 (con un diámetro de 2,5 micrómetros o inferior) se situó en el 6 % en 2016, frente al 7 % del año anterior. Pero cerca del 74 % de la población urbana de la UE estuvo expuesta a concentraciones que superaban las directrices más estrictas de la OMS. La exposición a PM2,5 provocó la muerte prematura de unas 422 000 personas en 41 países europeos en 2015.

Y en torno al 12 % de la población urbana de la EU-28 estuvo expuesta a niveles de ozono (O3) superiores al valor objetivo de la UE en 2016, lo que representa un descenso considerable respecto a los valores de 2015 (30 %) . No obstante, el porcentaje sigue siendo superior al 7 % registrado en 2014. Aproximadamente un 98 % estuvo expuesta a niveles superiores a los establecidos en las directrices más estrictas de la OMS. La exposición al ozono provocó la muerte prematura de cerca de 17 700 personas en 41 países europeos en 2015.

Según la Agencia Europea del Medio Ambiente , un incremento del uso de vehículos eléctricos causaría la reducción de los gases de efecto invernadero y una mejora de la calidad del aire en los centros urbanos y los corredores de transporte principales. Sin embargo, el aumento de la demanda de electricidad para alimentar los coches va a generar otro tipo de problema para los proveedores de energía. Se calcula que si el uso de vehículos eléctricos alcanza el 80 % en 2050 será necesaria la generación de 150 gigavatios adicionales de electricidad para cargarlos. El consumo total de electricidad de los vehículos eléctricos en Europa aumentaría de aproximadamente el 0,03 % en 2014 al 9,5 % en 2050.

Por lo tanto, la implantación del vehículo eléctrico podría compensar en térmimos medioambientales, en función de la fuente de electricidad utilizada. Podría darse, por ejemplo, un aumento de emisiones si la demanda energética adicional se cubriera con electricidad generada en instalaciones activadas con carbón . El mayor uso de carbón en la producción de energía podría provocar más emisiones de dióxido de azufre. Con todo, se calcula que, en general, las emisiones de dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas procedentes del tráfico rodado que se evitarían compensarían las mayores emisiones de la producción de electricidad.

Un «boom» de los vehículos eléctricos podría también plantear serias dificultades para las infraestructuras y las redes eléctricas existentes, en especial en países que utilizan más electricidad de fuentes renovables, ya que según la Agencia Europea del Medio Ambiente , la mayoría de las redes nacionales están mal equipadas para enfrentarse a un uso más amplio de vehículos eléctricos. Dice este organismo que incluso muchos países carecen de la infraestructura adecuada para poder atender a las recargas de baterías.

Casi todos los países europeos cuentan solo con unos cuantos miles de puntos de carga, en su mayoría fuentes de carga lenta , que permiten cargar el vehículo utilizando enchufes y cables de CA (corriente alterna) de baja tensión como los utilizados comúnmente en el ámbito doméstico. En cambio, las fuentes de carga rápida suministran CC (corriente continua) de mayor tensión, lo que permite una carga mucho más rápida. No obstante, esta última resulta más costosa, y durante la carga se pierde más electricidad .

También preocupa que la mayoría de las personas carguen su coche eléctrico después del trabajo , lo que sometería a la red a una tensión adicional en determinados periodos del día de máxima demanda.

Sin embargo, los vehículos eléctricos más recientes pueden programarse para que su carga se realice a determinadas horas, en lugar de cargarlos automáticamente cuando se conectan a la red.

Los responsables de las políticas energéticas y mediomabientales, incluidos los gobiernos europeos y la Comisión Europea, así como algunos fabricantes de automóviles y operadores del sector energético , parecen creer que pese a todos estos problemas es realista pensar en la electrificación del sistema de transporte por carretera en Europa, y estiman que los coches eléctricos impulsados por fuentes de energía renovable pueden tener un papel protagonista en el avance hacia un transporte por carretera más verde y más sostenible.

Pone como ejemplo la sustitución de los vehículos diésel por vehículos eléctricos para realizar el reparto de mercancías en zonas urbanas, lo que podría ayudar a mejorar la calidad del aire en las ciudades . La aplicación de programas de uso compartido de automóviles en varias ciudades europeas sugiere asimismo que las personas empiezan a cuestionarse la posesión de un coche, coincidiendo con nuevas otras opciones de movilidad que poco a poco van ganando presencia y número de usuarios.

Estos sistemas de apoyo tienen un efecto importante en las ventas. Después de que los incentivos fiscales y las subvenciones se redujeran en los Países Bajos y Dinamarca en 2016, las ventas de coches híbridos enchufables y de coches eléctricos disminuyeron significativamente. No obstante, en Dinamarca se volvieron a instaurar algunos incentivos fiscales en 2017 para impulsar de nuevo las ventas.

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