Macron ha presentado proyecto calificado de «histórico» en nombre de una «ambición nacional» cuyo objetivo estratégico es la defensa de la «soberanía industrial de Francia».
Los grandes grupos franceses, Renault, Peugeot y Citroën, cuya producción anual supera los dos millones de automóviles, en cinco continentes, son invitados a «producir francés» y «evitar» las deslocalizaciones. Macron espera que ese ambicioso plan convierta a Francia «en la primera nación productora» de vehículos «limpios» y «ecológicos» en Europa, eléctricos e híbridos.
El plan automóvil nacional se irá escalonando en el tiempo para «favorecer» una « transformación profunda » del sector, que atraviesa la crisis más grave de su historia, con una caída del 80 % de su producción, la más grave en tiempos de paz.
Macron invita a los grandes constructores y a toda la filial automovilística nacional a «transformarse», a través de la innovación tecnológica, la «producción nacional» y la invención del automóvil del siglo XXI, eléctrico, ecológico, rompiendo con «viejas tradiciones». Parece razonable pensar que la «soberanía industrial» de Francia, defendida por Macron, tendrá una influencia por ahora desconocida en las filiales españolas de las grandes empresas francesas.
El plan incluye 1.000 millones para el fomento de la demanda con ayudas a la compra de vehículos eléctricos o híbridos (2.000 euros en este segundo caso), además de subvenciones para la modernización de cadenas de producción para que se adapten a la fabricación de coches ecológicos. El objetivo pasa por que los productores automovilísticos fabriquen en Francia más de un millón de coches limpios en 2025.
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