Mario Armero: «Hace falta un plan de choque que contemple el achatarramiento de los coches más viejos»

- ¿Cómo se explica que España sea uno de los países de Europa con el parque automovilístico más envejecido?

Durante los años previos a la crisis, se matricularon una gran bolsa de vehículos, muy por encima del 1,5 millones de automóviles anuales. Ante la crisis, los consumidores decidieron prolongar la vida útil de sus vehículos mucho más de lo que se hacía antes y las matriculaciones cayeron a la mitad. Ahora, que hay un periodo económico mejor, no se está promoviendo este achatarramiento para sacar esos vehículos del parque. Hay posibilidades de revertir esta tendencia, promoviendo desde las administraciones la renovación del parque

- ¿En qué medida este envejecimiento es responsable de las emisiones contaminantes y efecto invernadero?

Los vehículos de más de 10 años diésel, por ejemplo, emite un 80% más de NOx y un 99% más de partículas que uno actual.

- ¿Qué medidas harían falta para conseguir rejuvenecer el parque y retirar de la circulación los vehículos más viejos?

Ante la caída de las matriculaciones, que ya encadenan 9 meses seguidos de descensos, la única manera de fomentar el rejuvenecimiento del parque sería estimulando la compra de un vehículo nuevo, que es muy eficiente y muy poco emisor, junto con el achatarramiento de uno viejo, un plan de choque que revirtiera esa tendencia que está envejeciendo el parque.

- En anteriores planes de incentivo por parte del gobierno se contemplaban ayudas al achatarramiento. Ahora estas ayudas son exclusivamente para la compra de vehículos eléctricos. ¿Es este medida eficaz para rejuvenecer el parque?

No. Las medidas que son eficaces para la renovación del parque son aquellas que consideran la compra de vehículos de bajas emisiones para sustituir a vehículos antiguos. Las ayudas a los vehículos eléctricos son necesarias para compensar su alto coste diferencial y promover su presencia en el mercado, pero debe tenerse en cuenta que los vehículos eléctricos difícilmente vienen a sustituir a un vehículo muy antiguo, se trata normalmente de un vehículo adicional en el entorno familiar cuyo objetivo es su uso para el desplazamiento urbano. Precisamente la exigencia de achatarramiento en el MOVES es una de las causas de su baja efectividad.

- La demonización del diésel y el anuncio de la prohibición de las ventas de vehículso de combustión ¿en qué medida ha provocado que los posibles compradores retrasen su decisión de compra? ¿Contribuye esto a que el parque automovilístico siga envejeciendo?

La incertidumbre sobre qué vehículo comprar ha retraído la demanda, sin duda. Hemos estimado que se dejarán de vender a los particulares a lo largo de 2019 unos 45.000 coches nuevos en estos meses por la incertidumbre. La demanda existe ya que entre vehículos nuevos y usados se están vendiendo el mismo número de vehículos anualmente. Sin embargo, lo que se está potenciando es la demanda del vehículo usado más antiguo. Un ejemplo claro es el aumento de la venta de vehículos de más de 20 años que en lo que va de año se ha incrementado un 8,8%. Pero estamos convencidos de que es posible revertir esta tendencia, hay una salida para recuperar esta demanda retenida y es con un plan de choque, un plan de achatarramiento amplio que fomente la renovación del parque con vehículos más eficientes, en línea con las políticas de estímulo que tiene previstas la ministra de Industria Reyes Maroto y unas políticas de movilidad homogéneas que den certidumbre y seguridad a los ciudadanos.

- ¿Qué medidas concretas solicitan desde Anfac al Gobierno para rejuvenecer el parque y reactivar el mercado?

La incertidumbre de los últimos meses está afectando gravemente al mercado. La situación actual requiere de unos mensajes y unas acciones muy concretas y relevantes, a corto plazo. Sobre todo, pedimos estabilidad, después de tantos procesos electorales. La industria necesita estabilidad y visibilidad para invertir a medio y largo plazo. Es necesaria esta estabilidad para atraer nuevos modelos de adjudicación a nuestras fábricas. Necesitamos una política de comunicación que evite las polémicas. Son necesarios los mensajes a favor de la renovación del parque y de la neutralidad tecnológica. Necesitamos unas políticas de movilidad coherentes y homogéneas, un cambio en la fiscalidad que introduzca criterios medioambientales en los impuestos al uso y evite las trabas a la compra y un plan de achatarramiento amplio, que permita renovar el parque con las mejores tecnologías disponibles y de señales a los clientes de que los coches nuevos son adecuados para esta transición. Además de un impulso decidido a la adquisición de vehículos eléctricos y alternativos, porque estamos a la cola de Europa en cuota de estos vehículos y en implantación de infraestructuras de recarga.