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Lotería de Navidad: Es azar, no suerte

¿Se nace afortunado? ¿Es posible atraer a la suerte? La ciencia no ha logrado desterrar creencias arraigadas

Lotería de Navidad: Es azar, no suerte ernesto agudo

mónica arrizabalaga

«Cuanta más energía positiva, más buena suerte. Está demostrado», decía la médium Victoria Braojos tras «conseguir atraer el premio gordo de la lotería nacional 2010 a la administración n.8 de Alcorcón», según recoge su web. Pilar y Agustín Rubia la contrataron hace cuatro años y desde entonces La Mexicana ha repartido dos Gordos, un segundo premio del Niño y un quinto premio en la Lotería de Navidad. Su método consistía, según la «maestra de Ayala», en «transformar la energía de la administración en algo positivo» con la ayuda de los clientes del establecimiento que debían escribir el número en una hoja de laurel, encender una vela y tirarlo al caldero .

Braojos prestó sus servicios durante tres años a esta administración de Alcorcón, pero ya desde el año pasado se ha desvinculado. «A uno le dan lo que le dan, pero no para abusar de ello», señala a ABC esta médium que cree que con su trabajo «está más que demostrado el poder de la magia, la alta magia, al menos para mí misma».

Para la directora de « La Orden de Ayala », «se puede conseguir atraer a la suerte, tener todo organizado y favorable para que nos vaya bien». La suerte, continúa, «parte de que uno nace con ciertas conexiones, en un rango energético diferente a otros, que le favorece en la vida. Es cierto que hay gente que nace con suerte».

El experimento que llevó a cabo hace unos años el psicólogo de la Universidad de Hertfordshire Richard Wiseman junto a Peter Harris y Matthey Smith mostró sin embargo que los afortunados no atraen al azar por ninguna habilidad psíquica. En el programa de televisión de la BBC «Out of this World» pidieron a 1.000 jugadores de lotería que escogieran número antes de un sorteo, indicando si se consideraban afortunados o desafortunados. Contestaron 700 apostadores que habían comprado 1.000 boletos.

«Si la gente afortunada realmente escoge más números ganadores de la lotería que los desafortunados, los números seleccionados por los individuos afortunados (y no por los desafortunados) tendrían más posibilidades de ser ganadores. No lo pensamos antes, pero si la teoría era correcta, ciertos datos que recogimos para nuestros experimentos nos podrían convertir en millonarios», señalaba Wiseman. No fue así. El estudio reveló que no había diferencia alguna entre unos y otros.

Wiseman estudió durante años el factor suerte, entrevistando a cientos de personas que se consideraban a sí mismas innatamente afortunadas o desafortunadas y no cree que la buena y la mala suerte sean simplemente una cuestión de azar . «Nosotros originamos nuestra propia suerte -afirma Wiseman- Nuestro futuro no está todavía escrito. No estamos destinados a experimentar una determinada cantidad de buena suerte. Podemos cambiar el curso de los eventos».

El autor de «El factor suerte», concluye que la gente con suerte es extrovertida, optimista, mantiene una actitud relajada ante la vida, se muestra segura de sí misma, es luchadora y confía en su intuición, una intuición que no tiene nada que ver con la «clarividencia» a la hora de comprar un décimo.

Un 0,001% de probabilidades

La probabilidad de que a una persona le toque el Gordo si juega un número es de un 0,001% aunque aumenta a un poquito más de un 5% la de que le toque algo, mientras que la probabilidad de perder lo jugado es casi del 85% . «Pero el concepto relevante es la esperanza matemática. Se destina a premio el 70%, por lo que, de media, esperamos recuperar 70 céntimos por cada euro jugado. Lo que sucede es que unos pocos ganan mucho y la gran mayoría pierde todo lo que ha jugado», explica Julián Aguirre, catedrático de Análisis Matemático de la Universidad del País Vasco y miembro del Círculo Escéptico .

«Las bolas del bombo no saben la fecha de nacimiento de nadie»

Las bolas del bombo «se rigen por las leyes de la física, no saben la fecha de nacimiento de nadie», añade Aguirre, y sin embargo «nos gusta creer que un mundo inmaterial del que nada sabemos (espíritus, dioses, diablos...) influye sobre el mundo material». Es una manera de explicar y aceptar así lo que se desconoce. De ahí que la gente «atribuya a ciertos números (o a determinados objetos como la chepa de un jorobado) cualidades mágicas que van a influenciar al mundo material para que éste actúe a su favor», según el catedrático vasco.

No hay año en el que la predicción de algún vidente no provoque una avalancha de solicitudes de un número de lotería. En 2011 las peticiones del número 15.107 desbordaron a una sidrería de Langreo después de que una pitonisa dijera en televisión que sería el número agraciado, pero el Gordo se desvió hasta Grañén (Huesca), donde se vendió íntegramente el 58268.

El madrileño Javier Luxor , reconocido con el mejor mentalista de Europa , confesaba en 2012 que «el azar es azar y no es posible adivinarlo» . «Ya sé que cuando se acerca la Navidad, aparecen en la prensa y en televisión magos y mentalistas haciendo este tipo de ilusiones. Pero, si os soy sincero, con el estilo de mentalismo que yo practico no me es posible conocer o adivinar el azar... ¡ya me gustaría!».

Braojos, en cambio, dice tener sus predicciones para esta Lotería de Navidad 2014, aunque se las calla. «Sí, compro lotería... y soy afortunada», responde sin revelar cuándo y cuánto le habría tocado. Ese es el quid de la cuestión para el matemático de la Universidad del País Vasco: «A quienes piensan que gracias a la vidente y sus rituales han caído en Alcorcón varios premios les preguntaría si le ha tocado a la vidente y al personal de esa administración».

Al británico Les Carvell no le ayudó ninguna pitonisa a ganar hasta en cuatro ocasiones la lotería y hace unos años aún opinaba: «Creo que todavía tengo posibilidades de ganar otra vez la lotería. No poseo ninguna fórmula mágica, se trata simplemente de suerte». Así lo recogen Martin Plimmer y Brian King en su libro «Más allá de la coincidencia» (2005).

Tampoco recurrió a ningún ritual el coleccionista español de lotería Juan Antonio Jiménez Carrión a quien la fortuna le ha sonreído en dos ocasiones . Fue en busca de un número que le faltaba para su colección y le tocó el cuponazo de la ONCE y poco después, mientras esperaba en la cola de una administración para comprarle un décimo a su madre decidió jugarse cuatro euros en el euromillones... y también le tocó.

«La suerte no existe, las casualidades sí», subraya Aguirre, «pero nos gusta creer que hay "algo" que hace que sucedan las cosas, nos cuesta aceptar que el azar rige nuestras vidas». Si además juegas mucho, añade el experto matemático, «es más probable que te toque, aunque muy difícil recuperar la inversión».

Jiménez Carrión llegó a comprar un año el número entero con su fecha de nacimiento, con sus 180 series. Se gastó cuatro millones «pero me hubieran tocado 720 millones de euros», resaltaba. Tanta fe tenía en este número, que hace un año relataba a ABC: «Tengo apuntado en una servilleta que antes del 26 de mayo de 2014 va a salir mi número». Jugaba a ese número todas las semanas. «No se escapa», decía.

Su pálpito se cumplió en parte. «Salió, pero en la ONCE. También lo jugaba, pero salió un fin de semana que no lo llevaba», se lamenta.

A punto estuvo también de llevarse el Gordo . Repartió cuatro millones de euros en la administración que tiene a su nombre en Sanlúcar La Mayor . Siguiendo su costumbre se había guardado un décimo de cada número, pero días antes, ante la demanda de peticiones que tenía, le dijo al que atendía el establecimiento que repartiera los que tenía en el cajón. «Me quedé sin él, pero lo tuve mes y medio», subraya este apasionado de la lotería que aguarda nervioso el Sorteo de Navidad de este año. «Soy muy positivo, pero es que mis sensaciones se me cumplen. Eso es lo importante. Hay quien cree en otras cosas, yo creo en la suerte», dice.

De poco sirve que le subrayen a Jiménez Carrión las probabilidades matemáticas. Ni a él ni a otros. «Pese a que todas las mejoras en nuestro modo de vida (salud, transporte, comunicaciones, ocio...) se deben a avances científicos y tecnológicos, hay una gran parte de la sociedad que sigue creyendo en la magia y/o las pseudociencias», se lamenta el catedrático de Análisis Matemático de la Universidad del País Vasco, para quien «es algo que ninguna reforma educativa ha logrado superar».

Julián Aguirre también llevará, sin embargo, algún número de Lotería de Navidad porque «es un rito social». «Un matemático escéptico como yo juega -admite- pero sabe que lo más probable es que pierda (como así sucede)».

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