HORIZONTE
El Sultanato de Omán
Fino análisis el de quienes nos daban al Rey por finiquitado y a punto de abandonar este valle de lágrimas
Ramón Pérez-Maura
EL Rey está entregado a una de las actividades con las que más disfruta y más nos beneficiamos: representar a España allende nuestras fronteras. Fino análisis el de quienes nos lo daban por finiquitado y a punto de abandonar este valle de lágrimas. Ahora manifiestan ... deslumbrados, sin alcanzar a seguirle, la capacidad del Rey de enlazar un viaje con otro y con aspecto de tener una salud envidiable –para su edad–. Hoy amanece en Omán. Y habrá muchos españoles que se pregunten qué puede tener de atractivo para la industria española ese exótico sultanato. ¿Qué tiene que ir a hacer allí el Rey de España?
Confieso una fascinanción de larga data por el Sultanato de Omán. Lo visité por primera vez en 1991 y he vuelto media docena de veces en visitas de trabajo y privadas. No es país equiparable con el resto de los reinos de la Península Arábiga. A diferencia de otros soberanos de la región, que disfrutan de la riqueza del petróleo desde antes de llegar al trono, el Sultán Qabús bin Said derrocó a su padre en 1970, cuando el país tenía dos kilómetros de carretera asfaltada y no explotaba ni el gas ni el petróleo. Mandó al viejo Said bin Taimur a vivir a Londres –al Dorchester en Park Lane, que no es el peor lugar para exiliarse salvo que odies a los ingleses, como era el caso–.
A diferencia del resto de sus pares en la región, Qabús lleva más de cuatro décadas explotando la riqueza de su país sin estridencias. Ha contribuido –de su patrimonio– al levantamiento de la iglesia católica de San Pedro y San Pablo en el barrio de Ruwi, en la capital Mascate. Ha obligado a sus compatriotas a ejercer toda clase de trabajos y a no tener la mano de obra barata que se emplea mucho por esos lares. Su país tiene una ubicación estratégica: controla la costa sur del estrecho de Ormuz, con el norte en manos de Irán. Eso hace de su Gobierno un aliado estratégico de Occidente, y de su armada una de las más necesitadas de mantenimiento y renovación...
La supuesta «Primavera Árabe» tuvo allí una efímera aparición, pronto olvidada. Y si aplicamos el criterio geopolítico de comparar regímenes en su contexto geográfico es difícil encontrar en aquella región país más aceptable para un occidental que este Omán, una suerte de despotismo ilustrado de grado menor gobernado por un soltero por naturaleza.
Otrosí: El Sultán ha veraneado en las costas españolas durante años a bordo de sus barcos. De su presencia casi nunca queda constancia en los medios de comunicación. Y el Rey, que mantiene esta relación privilegiada desde hace décadas, demuestra una vez más la relevancia para España de tener amigos personales de nuestro Monarca –al que consideran un hermano– repartidos por el mundo. Amigos que pueden ayudar a crear riqueza para las empresas españolas, que son, al final, las que deben acabar con el desempleo.
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