Occidente y Rusia y Bielorrusia llevan a cabo el mayor intercambio de presos desde la Guerra Fría

Entre los canjeados se encuentran además los presos políticos rusos Vladímir Kara-Murzá (25 años de cárcel), que tiene también nacionalidad británica, y el dirigente opositor Iliá Yashin. También el activista de derechos humanos de la organización Memorial, Oleg Orlov; el exdirector del movimiento Rusia Abierta, Andréi Pivovárov; y Daniil Krinari, acusado de colaborar con gobiernos extranjeros y condenado por alta traición. Igualmente han sido intercambiados el ciudadano rusoalemán Kevin Lik, procesado por alta traición; las activistas Lilia Chanísheva y Ksenia Fadéyeva, ambas próximas al fallecido líder opositor Alexéi Navalni; y Sasha Skochilenko, artista contraria a la guerra en Ucrania.

Así mismo, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, indultó para su canje al alemán Rico Krieger, condenado a muerte por terrorismo.

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Rosalía Sánchez

Rusia se benefició de la puesta en libertad y entrega de los rusos encarcelados en EE.UU. Máxim Marchenko, Vadim Konoshenko, Vladislav Kliushin, Vladímir Dunáyev y Román Selezniov, condenados por diversos delitos, siendo los informáticos los más graves.

Alemania, por su parte, devolvió a Rusia a Vadim Krásikov, condenado a cadena perpetua por asesinar al antiguo comandante independentista checheno de origen georgiano Zelimján Jangoshvili. Eslovenia liberó a dos rusos condenados por espionaje, Anna y Artiom Dúltsev; Noruega, a Mijaíl Mikushin; y Polonia, a Pável Rubtsov, periodista con nacionalidad española que fue arrestado y acusado de espionaje por las autoridades polacas.

Los intercambios se realizaron en seis grupos en otros tantos lugares diferentes: en la frontera con Polonia, en el enclave ruso de Kaliningrado y en Noruega, en la península de Kola. También en Ankara, la capital turca, cuyas autoridades hablaban del canje de 26 presos. Rusia, en efecto, y según medios locales, liberó a una veintena de reos rusos y extranjeros con abultadas penas de cárcel.

El político opositor ruso Dimitri Gudkov, en declaraciones a Telegram, dijo que «el intercambio de prisioneros es el primer paso hacia las conversaciones de paz sobre Ucrania (…) abre el camino hacia futuras negociaciones». A su juicio, «es imposible ganar esta guerra y prolongarla indefinidamente. La gente se matará entre sí y la línea del frente no se moverá. Por lo tanto, hay ya intentos de negociación, planes de paz. Esta es mi hipótesis».

De 1962 a 1986, el lugar para los intercambios fue el puente de Glienicke, que une Berlín y Potsdam. Sirvió durante la Guerra Fría como plataforma neutral donde negociaban los servicios de Inteligencia del bloque comunista y Occidente.

En 1957, el FBI arrestó al agente soviético Rudolf Abel (nombre real William Fisher) por espionaje. El 1 de mayo de 1960, un avión de reconocimiento U2 que transportaba al piloto estadounidense Gary Powers fue derribado cerca de Svérdlovsk. El 10 de febrero de 1962, gracias a la mediación de abogados de Alemania Oriental y Estados Unidos, Powers fue canjeado por Abel. Este evento sirvió de base para la película 'El puente de los espías', dirigida por Steven Spielberg en 2015.

Dos años más tarde, Greville Wynne y Konon Molody se encontraron en medio del puente Glienicke. El primero trabajó para el MI6 y fue oficial de enlace de Oleg Penkovski, coronel del GRU (la Inteligencia militar soviética y ahora rusa), que fue detenido por los servicios secretos soviéticos, traicionó a su contacto e hizo que Wynne recibiera 8 años de prisión por espionaje.

Molody, bajo el nombre de Gordon Lonsdale en Gran Bretaña, recopiló información sobre las bases militares occidentales, así como sobre el desarrollo nuclear y la creación de armas bacteriológicas. La historia de este intercambio también se llevó al cine. En 2020 se estrenó la película 'Spy Games', donde Benedict Cumberbatch interpretó el papel de Wynne.

El siguiente intercambio se produjo veinte años después. A diferencia de los anteriores, esta vez fue masivo, y 23 agentes de la CIA que fueron arrestados en países socialistas regresaron a Occidente. Fueron canjeados por cuatro agentes del KGB. El último intercambio de la Guerra Fría tuvo lugar en el puente Glienicke. El 11 de febrero de 1986, la Unión Soviética liberó al disidente Natán Sharanski junto con dos ciudadanos alemanes y uno checoslovaco a cambio del topo de la CIA Karch Kecher, y de otros cuatro espías de la RDA detenidos en la Alemania occidental.

Antes de los canjes del jueves, el mayor intercambio de presos desde la Guerra Fría se produjo en 2010, y en él participaron 14 personas, entre ellas Anna Chapman y Serguéi Skripal, un agente doble al que Moscú trató de liquidar con Novichok. Después, en diciembre de 2022, Rusia canjeó a la estrella del baloncesto Brittney Griner, condenada a nueve años por llevar cartuchos de vapeo que contenían aceite de cannabis, por el traficante de armas Víctor But, que cumplía una condena de 25 años en Estados Unidos.