Rusia planea sabotajes y atentados encubiertos en Europa, según los servicios de inteligencia: «Europa le ve las orejas al lobo»

Giles advierte, además, de que distintos incidentes en varios puntos de Europa no deben verse como casos aislados, sino como una campaña de sabotaje amplia y seria, en la que los métodos del Kremlin han evolucionado. «No se puede decir si eso es un reflejo del hecho de que los rusos le están dedicando más recursos; o si la contrainteligencia occidental simplemente ha mejorado en detectarlo y detenerlo», añadió. «Sin embargo, sea lo que sea, están sucediendo muchas cosas».

A su juicio, «lo que es más inquietante es que los patrones de comportamiento coinciden con las predicciones de lo que Moscú intentaría hacer antes de un conflicto abierto con la OTAN». Añade que hay pocas partes de Europa que no sean objetivos.

Noticia Relacionada

Rusia y China avanzan en África y la OTAN baraja misiones de entrenamiento en el Sahel: «Una invasión rápida y silenciosa»

Alexia Columba Jerez

Alberto Priego, profesor de Relaciones Internacionales de Universidad Comillas Icade, explica por su parte a ABC: «No somos conscientes de una realidad. Y es que estamos en una guerra, y en esa guerra hay más de un frente».

Un informe del Royal United Services Institute, en Londres, ya destacaba anteriormente que la unidad de inteligencia militar GRU de Rusia había comenzado a reclutar «pieles limpias», o agentes sin ningún trasfondo militar, para cruzar sin ser detectados a países objetivo y establecer contactos personales. Y Priego señala que «hay gente en revistas científicas, institutos de investigación, profesores… profesionales que son más favorables a Rusia. El problema es que son figuras más intangibles y más difíciles de controlar, de las que se sirve el Kremlin para conseguir muchos de sus fines.

Asimismo, 'Financial Times' detalla que también se ha producido un cambio estratégico clave, con los llamados 'Comités de Influencia Especial' que coordinan las operaciones de inteligencia país por país, para Moscú. Reuniendo lo que antes eran esfuerzos fragmentados de los rebeldes servicios de seguridad del país y otros actores del Kremlin. Y de ahí las dudas que pueden sobrevolar en territorio europeo, en general y también en el español, teniendo en cuenta que las elecciones catalanas están a la vuelta de la esquina.

No en vano, Thomas Haldenwang, jefe de la inteligencia interna alemana dijo recientemente en una conferencia de expertos en seguridad que Rusia parece más cómoda llevando a cabo operaciones en suelo europeo con un alto potencial de daño. Mediante operaciones controladas. «Naturalmente, hay intentos de acercarse a ciertos políticos de la derecha o la izquierda», indicó a la agencia Associated Press. No tanto para apoyar a esos partidos como para usarlos para dividir a la sociedad. Cosa que quedó en evidencia tras hacerse públicos los intentos rusos de manipular a políticos europeos de extrema derecha en las próximas elecciones europeas.

Haldenwang le dijo a AP que los planes de golpe de Estado como los del Reichburger- 'los Ciudadanos del Reich', que tienen su propio pasaporte, su moneda, incluso su propio rey autoproclamado-, no serán los últimos, ya que algunos «vuelven a hablar de un 'Día X' en el que ciertas cosas están destinadas a suceder».

Una preocupación que es creciente, más aún, cuando días antes a esta declaración dos ciudadanos germano-rusos eran arrestados en la región de Baviera, por intentar atacar objetivos militares y logísticos alemanes, por orden rusa.

De ahí que todas las alarmas estén encendidas en el país germano al que han tachado de nido de espías. Sin embargo, no son los únicos, el Ministerio de Defensa del país galo también advirtió este año sobre posibles sabotajes rusos a instalaciones militares.

Varios de estos indicios, a modo de una línea de puntos, se han ido sucediendo en los últimos meses y tienen como principal sospechoso a Rusia. Una lista de sucesos que según un comunicado de la OTAN se intensifica en toda la zona euroatlántica.

En ese sentido, resuena el caso, en abril, de dos hombres que fueron acusados por los fiscales del Reino Unido de tratar de iniciar un incendio en un almacén de Londres, que contenía envíos de ayuda para Ucrania. Las investigaciones esclarecieron que el servicio de inteligencia implicado era el grupo militar privado Wagner. Esta podría parecer una noticia más, si no fuera porque se registraron incendios de similares características en una fábrica de municiones de BAE Systems, en Gales, y en una factoría de Berlín. Dedicadas ambas a producir armas para Kiev.

Al mismo tiempo que esto ocurría, se producían una serie de descarrilamientos ferroviarios en Suecia y una interferencia en los sistemas de señalización de los ferrocarriles checos. Y se está investigando si pueden ser debidos a la intervención rusa. Mientras que en Estonia, tal como informó el Servicio de Seguridad Interna del país, agentes de inteligencia rusos llevaron a cabo un ataque contra el automóvil del Ministro del Interior y de un periodista, en febrero.

Y en Austria se destapaba el caso de Egisto Ott detenido el 29 de marzo, por ser el protagonista del mayor capítulo de infiltración austríaca de su historia. Combinaba una «laxa supervisión oficial y un comportamiento digno de una novela de espionaje», relataban los medios a la hora de contar el caso. Ott fue acusado, según Associated Press, de haber entregado a la inteligencia rusa datos de teléfonos móviles de antiguos altos cargos austríacos, de haber ayudado a planear un robo en el apartamento de un destacado periodista y de haber redactado 'sugerencias de mejora' tras un asesinato ordenado por Rusia, en Alemania.

Hablamos tanto de ataques sin disparar un solo tiro, como el producido en Alemania, que prometía hace unos días que habría consecuencias, en una declaración respaldada por la UE y la OTAN por un ataque cibernético, en 2023, contra el partido del canciller Olaf Scholz. Como de otros más directos, como el producido en Polonia, un punto clave en este tablero de movimientos rusos.

Y es donde allí, donde tuvo lugar la detención de un hombre que estaba realizando un reconocimiento de las medidas de seguridad en el aeropuerto de Rzeszow, aparentemente con la intención de ayudar en un intento de asesinar al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Un funcionario de inteligencia aclaraba a 'Financial Times' que estos esfuerzos de sabotaje de Moscú no deben verse como algo distinto de otras operaciones, y que el aumento de la actividad refleja el intento de Rusia de ejercer la máxima presión «en todos lados». Y añadía, «Actualmente Putin se siente envalentonado y buscará impulsar líneas tan duramente como pueda en Europa, en múltiples frentes», indicaba la fuente.

Giles también destaca patrones similares en la guerra electrónica rusa que interrumpe los vuelos alrededor de la región del Mar Báltico. «Es un problema que se remonta a años atrás, abarca una zona cada vez mayor de Europa y se está volviendo más grave. En marzo se informó que Moscú había bloqueado las señales de un satélite, lo que afectó a un avión que transportaba al Secretario de Defensa del Reino Unido, Grant Shapps, de regreso de Polonia».

Algo que también ocurre en el norte de Noruega, donde según Giles, la interferencia rusa del GPS no sólo perturba diariamente el tráfico aéreo, sino que también obstaculiza el trabajo de la policía y de los servicios de emergencia. «Esto no significa que volar en Europa sea inseguro. Los aviones de pasajeros todavía pueden utilizar varios sistemas alternativos, pero eso significa que algunos de los sistemas redundantes incorporados para garantizar una navegación segura y evitar colisiones ya no están disponibles».

Y el mismo problema surge para los aeropuertos que dependen de servicios basados en GPS, «ya que el aterrizaje se vuelve imposible y los vuelos deben desviarse o incluso regresar a su punto de partida», apunta Giles.

Unas acciones que se ven por tierra, mar y aire. Así, Rusia a través de su «flota fantasma» evade sanciones y practica el espionaje en la isla báltica de Gotland, de importancia crucial para el control del tráfico marítimo y aéreo en la región.

«Una vez más, lo que parece ser un problema localizado tiene impactos inmediatos más amplios. Y el siguiente paso lógico es que Moscú intente bloquear el GPS para el tráfico rodado. Esto podría sembrar el caos en tierra en toda la región del Báltico», afirma Giles.

Este problema en realidad no es nuevo, Rusia lleva años actuando en territorio europeo y «ha campado a sus anchas», destaca Priego. Que comenta que salió un informe hace ya bastante tiempo de la inteligencia alemana que decía que el 35% de sus funcionarios habían tenido algún contacto con un agente ruso. «Incluso ha habido muchos políticos en Italia, Francia, Alemania o Finlandia, que han trabajado para empresas rusas y han defendido abiertamente los intereses de Rusia. Y han recibido como premio un puesto en empresas relacionadas por ejemplo con Gazprom», indica.

En ese aspecto, queda la incógnita por resolver de cómo se relacionan de facto el espionaje ruso y chino en el continente europeo. Priego detalla que, ahora mismo se están desarrollando unos ejercicios en el mar de China, conjuntos, entre China y Rusia, y «una de las prácticas es cómo actuar sobre los cables submarinos y control de las comunicaciones enemigas, que es un elemento que, evidentemente, está vinculado a la inteligencia».

Ahora simplemente le hemos visto las orejas al lobo, dice Priego, de modo que cuando Macron menciona que Europa está en riesgo de muerte, ahora somos más conscientes de que estamos enfermos y debemos ponernos vacunas para curarnos. Siempre y cuando al hacerlo no se dañe el sistema democrático que se pretende salvaguardar.