La caída de Kirchner, nota principal del año electoral de 2023 en Latinoamérica

La derrota del peronismo en Argentina (con una Cristina Fernández de Kirchner que renuncia a presentarse «a nada»), el posible mantenimiento en el poder del Partido Colorado en Paraguay y un nuevo triunfo conservador en Guatemala, tal como de momento apuntan las encuestas en los tres países en los que habrá elecciones presidenciales en 2023, confirmaría que, si bien la región tiene una mayoría de gobiernos de izquierda, no estamos en un nuevo ciclo ideológico dominante y homogéneo, como el que se vivió durante el 'ciclo bolivariano', en la primera década y medida de este siglo.

En 2023 también los ciudadanos de Ecuador acudirán a votar, aunque será para responder a una lista de preguntas que formulará el Gobierno de Guillermo Lasso en el referéndum del 5 de febrero. Luego llegarán las presidenciales y parlamentarias de Paraguay (30 de abril) y de Guatemala (25 de junio) y el proceso electoral de Argentina, primero con las primarias (13 de agosto) y luego con el voto para presidente y vicepresidente y la renovación de la mitad de los diputados y un tercio de los senadores (22 de octubre).

En Colombia, por su parte, habrá elecciones regionales y locales (29 de octubre), cuyo resultado será interpretado bien como el deseo de un contrapeso a Petro, en caso de que gane una mayoría de candidatos de centro y de derecha, bien como una confirmación del liderazgo del jefe del Pacto Histórico, si se imponen candidatos de izquierda. Aunque en unos comicios de ese tipo intervienen dinámicas locales, es difícil que la votación no sea vista como un plebiscito sobre el primer presidente de izquierda que tiene Colombia.

Si bien en 2023 están previstas esas cinco citas con las urnas (un referéndum, tres elecciones presidenciales y parlamentarias y unas regionales y locales), la lista podría ampliarse según evolucionen las crisis de Perú y Venezuela.

En Perú, el Congreso votó a favor de que haya elecciones presidenciales y legislativas en abril de 2024. No está claro, sin embargo, que la precaria situación en la que se encuentra la presidenta Dina Boluarte le permita aguantar hasta entonces, aunque cualquier reforma política que el Congreso pueda querer emprender respondiendo a la demanda ciudadana en realidad requiere su tiempo.

En el caso de Venezuela, las presidenciales corresponde celebrarlas en 2024, pero Nicolás Maduro ha dejado entrever que podría adelantarlas, sin especificar ningún calendario alternativo. A Maduro le puede interesar torpedear el proceso de primarias, convocadas para junio de 2023, con el que la oposición pretende superar su fragmentación e iniciar un periodo de convergencia. Además, convenida ya esa participación electoral de la oposición, tras el boicot que esta protagonizó en las presidenciales de 2018, a Maduro también le podría urgir legitimarse en el cargo y tener cuanto antes esas elecciones, si bien la normalización de la actividad productora de las petroleras extranjeras, que es lo que más importa al régimen, se va a producir en cualquier caso desde comienzos de 2023.

En Argentina aún no se han definido los candidatos de las presidenciales. Cristina Fernández de Kirchner renunció a buscar la reelección (fue presidenta de 2007 a 2015; ocupa la vicepresidencia desde 2019) después de que a comienzos de diciembre fuera condenada, en un caso de corrupción, a seis años de prisión y a una inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Aunque quien fuera esposa del presidente Néstor Kirchner (2003-2007) puede recurrir la sentencia, ha adelantado que no será candidata «a nada», lo que también se descartaría que se postulara para el Senado.

Las encuestas sitúan claramente por delante a la coalición Juntos por el Cambio (un 32% como media en los últimos sondeos), si bien las peleas internas para erigirse en candidato pueden perjudicar las expectativas. El deseo de Mauricio Macri de volver a la presidencia (la ocupó de 2015 a 2019) no es bien recibido por otros dirigentes; otras opciones son la exministra Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

La lucha puede ser más descarnada en el campo del peronismo (su media en los sondeos es del 24%). El presidente Alberto Fernández asegura que no está «pensando» en la reelección, pero de momento no ha descartado del todo postularse, a pesar de su bajísima popularidad. Podrían competir el kirchnerista Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y Sergio Massa, a quien el presidente nombró en julio ministro de Economía para ver si lograba parar la inflación (ha calmado algo la situación, pero la inflación argentina habrá llegado este año al 100%) y para contrarrestar la influencia kirchnerista en el Gobierno. No se excluye la posibilidad de que también lo intente Daniel Scioli, quien perdió las elecciones de 2015 frente a Macri.

Novedad en estas elecciones es la existencia de una tercera fuerza competitiva (se acerca al 20%), La Libertad Avanza, del controvertido economista Javier Milei, con fórmulas neoliberales en lo económico.