Los candidatos recorren diez estados en el último sprint de su odisea política

Obama habla por teléfono tras conocer la muerte de su abuela

Sin paternalismos absurdos como el de una obligatoria jornada reflexiva o la prohibición de publicar encuestas, la odisea electoral más larga, reñida y costosa en la historia de Estados Unidos terminó ayer lunes con un apoteósico maratón de mítines por todas aquellas jurisdicciones que este ... año parecen tener la última palabra sobre quién ocupará la Casa Blanca a partir del próximo 20 de enero. El cierre de campaña, a tono con el resto de este formidable pulso político de dos años, también ha roto con la particular tradición americana que en vísperas de elecciones favorece un poco menos de beligerancia y espera un tono más positivo.

Los republicanos han seguido repitiendo sus argumentos sobre las «amistadas peligrosas» de Obama. Relaciones del pasado que según la campaña de McCain denotan un radicalismo de izquierda mal contenido.

En sus últimos ataques, el Comité Nacional Republicano también ha utilizado masivas y automatizadas llamadas de teléfono para poner de manifiesto la falta de experiencia del candidato afro-americano. La última edición de «robo-calls» llega a utilizar la voz de Hillary Clinton cuando durante las primarias se dedicó a criticar la inexperiencia de su rival demócrata con el argumento de que el Despacho Oval no es un lugar para hacer prácticas.

Ataques hasta el final

Dentro de esta espiral de ataques hasta el final, la campaña de Obama ha utilizado sus abultados recursos económicos para ordenar nuevos anuncios de televisión centrados en el respaldo ofrecido por el vicepresidente Cheney al candidato republicano. Esta declaración ha servido a los demócratas para ilustrar sus reiterados reproches contra McCain como continuación de la impopular Administración Bush. Según ha indicado el propio Obama, en estos momentos la principal herramienta de su rival es una pala de cavar para «hacer todavía más profundo el agujero en que nos han metido».

Entre reiteradas dudas sobre posibles distorsiones por cuestiones raciales, las encuestas en la víspera del 4-N dicen fundamentalmente tres cosas: que Barack Obama llega a la cita con las urnas disfrutando de una significativa ventaja; que John McCain ha remontado posiciones durante los últimos días; y que existe un porcentaje de indecisos que resultaría decisivo en Estados especialmente disputados. Por ejemplo, el sondeo que publicaron ayer el «Wall Street Journal» y la cadena NBC otorgaba a Obama una ventaja de ocho puntos, dos menos que la semana pasada, con un 6% de indecisos.

Con ayuda de sus respectivos aviones alquilados, los dos candidatos presidenciales se multiplicaron ayer en un maratón por ese puñado de Estados decisivos para sentarse en el Despacho Oval. McCain, recuperando un poco su perdida imagen de guerrero feliz, realizó mítines durante su última jornada de campaña completa en Florida, Tennessee, Pensilvania, Indiana, Nuevo México, Nevada, y Arizona. El republicano también tiene planes de seguir haciendo actos electorales hoy martes después de haber votado en su Estado de Arizona. Mientras que Obama se concentró ayer en Florida, Carolina del Norte y Virginia antes de retornar a su base de Chicago.

Las esperanzas de los republicanos parecen centrarse sobre todo en torno al porcentaje de votantes indecisos, grupo que desde su opinión interesada tendría esta vez una mayor querencia conservadora. Ambas campañas también han desplegado todos sus esfuerzos para activar la participación hoy martes de sus respectivos segmentos de votantes, entre expectativas de un récord de participación popular que normalmente se considera como un factor beneficioso para los demócratas.

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