¿Y si al final empatasen?
Para entender el sistema electoral de Estados Unidos hay que recordar que los ocupantes de la Casa Blanca no son producto ni de elecciones directas ni de una mayoría de voto popular. Realmente, se trata de medio centenar de comicios para elegir a los miembros ... del llamado Colegio Electoral. Una institución con 538 electores repartidos entre los cincuenta Estados de la Unión y el Distrito de Columbia con una fórmula ponderada que ofrece una cierta ventaja a las jurisdicciones con menos población.
En la actualidad, todos los Estados (con excepción de Maine y Nebraska que utilizan criterios proporcionales) asignan sus electores en bloque al ganador aunque sea por un solo voto. La cifra que abre las puertas de la Casa Blanca es una mayoría de 270 votos en el Colegio Electoral. El sistema, tal y como quedó demostrado en las elecciones del 2000, permite no solo convertirse en presidente sin una mayoría del voto popular sino también la posibilidad inaudita de empatar.
Numéricamente es posible que cada candidato obtenga 269 votos en el Colegio Electoral. Dentro de la decena de Estados especialmente disputados este año, la cifra de 269 sale en media docena de combinaciones posibles. Por ejemplo, si McCain gana en Ohio, Virginia, New Hampshire y Indiana con Obama victorioso en Pensilvania, Michigan, Colorado, Nuevo México y Nevada.
Se supone que el nuevo Congreso de mayoría demócrata que salga elegido hoy martes, donde se renueva toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, tendría a partir del mes de enero la responsabilidad de solventar ese empate votando por Estados. La Cámara Baja sería la encargada de elegir al presidente y la Cámara Alta nombraría al vicepresidente. Si en el peor de los casos no se lograse un acuerdo para las doce del mediodía del 20 de enero, la «Speaker» Nancy Pelosi, se convertiría en presidenta en funciones de Estados Unidos, hasta que todo el embrollo se pudiera aclarar.
Aunque tampoco está totalmente claro si correspondería al Congreso saliente dirimir ese empate. Con un problema de interpretación que radica en la redacción de la Enmienda XII de la Constitución de Estados Unidos que utiliza la palabra «inmediatamente» para explicar las obligaciones de la Cámara Baja. Parte de todo ese escenario apocalíptico sería un más que posible aluvión de querellas. Según ha explicado Judith Best, profesora de la Universidad Estatal de Nueva York, si se materializa un empate en el Colegio Electoral «tendríamos cincuenta Floridas y podríamos no saber quién es el presidente durante un par de años».
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