Biden devuelve ya a los sin papeles en caliente con la ayuda de México
López Obrador pone condiciones a su cooperación y critica a EE.UU. por ser «un elefante reumático» en materia migratoria

Estados Unidos comenzó ya a devolver a México a peticionarios de asilo, regresando a una polémica política de la era Trump que el mismo Joe Biden anuló en el mismo momento en que llegó a la Casa Blanca. Lo hace Biden ... obligado por las cortes de justicia y con el apoyo necesario de Andrés Manuel López Obrador , quien ha detallado una serie de exigencias para que México vuelva a ejercer de filtro de inmigrantes que se dirigen a EE.UU. dentro de su frontera. Es más, este programa se aplicará también a haitianos, que han llegado a miles en meses pasados, huyendo de la violencia en su país.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) confirmó que dos inmigrantes que pidieron asilo fueron expulsados de EE.UU., por El Paso y a Ciudad Juárez, el miércoles. Se espera que haya una primera tanda de 30 expulsados esta primera semana de realización de la normativa conocida como 'Protocolos de Protección de Migrantes' o 'Permanece en México'.
La crisis migratoria se ha convertido en uno de los problemas más graves para Biden, ya que en los pasados 12 meses se ha registrado el máximo histórico de detenciones de sin papeles en la frontera sur , unos 1,7 millones.
El presidente mexicano, López Obrador, criticó ayer abiertamente a su homólogo al norte de la frontera, al acusarle de «lentitud» en su rueda de prensa diaria, que fue televisada. «Hay lentitud [en EE.UU.]. En mis cartas, un texto que le envié al presidente Biden hablo de este asunto y lo último ya es un llamado desesperado en uno de mis textos a que se actúe, pero igual allá tienen que enfrentar a un elefante reumático que no camina, no actúan de manera ejecutiva y esto amerita una atención urgente», dijo López Obrador.
López Obrador cree que puede haber unas 300.000 personas en México listas a intentar el cruce , y lamentó que en EE.UU. «no se haya podido lograr que se atiendan las causas que originan el fenómeno migratorio, ojalá y esto, estas desgracias deben servir para que se atienda el problema de fondo».
El jueves el mandatario mexicano se ausentó de la cumbre de democracias a la que Biden le había invitado, el único mandatario que decidió delegar su turno. Además ni siquiera envió en su lugar a su ministro de Exteriores, Marcelo Ebrard, sino a su embajador en Washington, Esteban Moctezuma.
En una reciente cumbre con Biden y Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, López Obrador detalló una serie de exigencias: un plan de inversión en América del Norte y en todo el continente, apoyo a países centroamericanos para reducir el fenómeno migratorio y un respaldo de la iniciativa para regularizara a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en EE.UU., muchos de ellos mexicanos.
Vigilantes
Según dijo después López Obrador en rueda de prensa: «Le dije con toda franqueza al presidente Biden que íbamos a estar pendientes para ver el comportamiento de los legisladores tanto como del partido demócrata como del partido republicano, y con todo respeto y franqueza nos íbamos a pronunciar en su momento para señalar lo que no haya significado solidaridad».
Justo cuando EE.UU. y México retoman estas devoluciones en caliente, 83 grupos católicos que operan dando ayuda a los inmigrantes en la frontera han enviado dos cartas a los presidentes de sendos países instándolos a poner fin a esta política que consideran cruel. «Es chocante que EE.UU, haya decidido seguir adelante con la implementación [de esta política] y hasta expandirla a países como Haití», dice la carta a Biden y López Obrador, a la que ha tenido acceso este diario. «Las consecuencias que esta política tiene sobre la seguridad, la dignidad y los derechos de los solicitantes de asilo […] son inmensas y devastadoras».
Este otoño, unos 15.000 haitianos se amasaron en un punto de cruce en Texas, y estuvieron malviviendo bajo un puente. Una buena parte de ellos, más de 6.000, fueron devueltos a su país, donde la miseria y la violencia sólo van en aumento después de un terremoto y el asesinato del presidente.
En realidad fue el lunes cuando entró en vigor esa política de Trump que antes de ser anulada permitió la deportación por la vía rápida de unos 70.000 indocumentados, en su mayoría centroamericanos y mexicanos, pero también, en nutrido número, venezolanos y cubanos.
México acepta hoy ofrecer visados de residencia y trabajo a esos peticionarios de asilo que recibe de EE.UU. Aun así, muchos de ellos, hacinados en albergues e infraviviendas en la frontera, suelen ser víctimas del narco y el crimen organizado.
En agosto, cuando falló al respecto, el Tribunal Supremo de EE.UU. no dio muchas razones de su negativa a eliminar este programa. Los seis jueces conservadores votaron a favor y los tres progresistas, en contra. En el fallo, uno de ellos, el magistrado Samuel Alito dijo que la corte es contraria a que algo tan relevante como la política migratoria se use de forma electoralista. Lo cierto es que en junio de 2020 el mismo Supremo le impidió a Trump anular una medida de la era de Obama que ha dado residencia permanente a quienes entraron en EE.UU. cuando eran menores, alegando las mismas razones.
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