Malí fija las elecciones presidenciales para el 28 de julio a pesar de las tensiones

Las dudas afloran sobre la capacidad de que el proceso pueda organizarse y llevarse a cabo de manera satisfactoria. El norte del país está sacudido por la guerra desplegada contra grupos terroristas y yihadistas y, en esa misma zona, los influyentes independentistas tuareg no secundan ir a las urnas mientras las autoridades de Bamako no escuchen sus reivindicaciones.

En una parte importante de la norteña provincia de Kidal, que funciona estos días como una especie de protoestado , los tuareg no permiten ni siquiera la presencia de autoridades y militares de Bamako. Y no parece que haya excesivas presiones por parte del tutor galo para que la situación cambie mientras se siga considerando enemigo prioritario al terrorismo, que sigue azotando con frecuencia la zona. Lo que ocurra de aquí al 28 de julio en esa remota región no es fácil de pronosticar, pero no parece sencillo que un acuerdo entre los independentistas y Bamako permita el envío pacífico de las urnas y la apertura normal de los colegios.

Los ministro s de Exteriores de la UE hicieron ayer un llamamiento para que las elecciones puedan celebrarse en todo el país, incluido Kidal y los campos donde decenas de miles de refugiados malíes viven tras escapar de la guerra hacia países vecinos. «Es de la máxima importancia que se den las condiciones para que sea restablecida la administración del Estado sobre la integridad del terrotorio malí».

Retirada francesa

El anuncio de la fecha de las elecciones pilla a Francia en pleno proceso de retirada de sus militares de Malí . Pero el presidente interino, Dioncounda Traoré, ha pedido que haga un esfuerzo mayor. París tiene pensado dejar a finales de año 1.000 soldados de los 4.000 enviados al país africano. Irán destinados esencialmente a ayudar a los cascos azules de la ONU que prevén llegar en julio. Traoré pidió ayer que sean más de un millar en una entrevista concedida a Radio France Internationale.

El país africano lleva sumido en un conflicto desde que a principios de 2012 varios grupos armados se hicieron fuertes en el norte del país. Primero se levantaron los tuareg bajo el grupo Movimiento Nacional de Liberación Azawad (MNLA) . Se les unieron como aliados radicales islámicos, en algunos casos de la órbita de Al Qaida, que acabaron por desplezar a los independentistas y se adueñaron de la insurgencia.

Alarmada por el avance de los yihadistas, que estaban tratando de imponer la «sharía» (ley islámica) a sangre y fuego con exacciones de todo tipo, Francia envió a sus tropas, que lideran desde el 11 de enero una alianza internacional militar contra los terroristas. París no ha despertado el entusiasmo de Occidente y solo ha recibido apoyo para hacer la guerra sobre el terreno de militares de distintos países africanos.

El Ejército local carece de confianza dentro y fuera del país desde que varios de sus hombres, encabezados por el capitán Amadou Sanogo, diera un golpe de Estado en marzo de 2o12 que echó del poder al presidente Amadou Toumani Touré y acabó de dar alas a los crecidos yihadistas en el norte.

Esas Fuerzas de Seguridad desmembradas, que la UE trata de reactivar con un programa de formación ya en marcha, es uno de los lastres más serios que afronta la complicada transición junto a la afrenta terrorista y las reivindicaciones independentistas tuareg.