Bloques perdidos y un croquis: la rocambolesca reconstrucción del Templo de Debod en el franquismo
El Ayuntamiento de Madrid tuvo que pagar 350.000 dólares y no cumplió con las exigencias de Egipto de que el monumento debía estar ubicado en un lugar cubierto
El cambio climático, vándalos y nidos de aves, los enemigos del templo de Debod
Israel Viana
Hace dos décadas la comunidad científica viene denunciando que el Templo Debod , ubicado en una explanada del Parque del Oeste de Madrid, se deteriora. Ya en 2005, sus paramentos, pilonos y sillares presentaban signos externos de erosión. Algunos expertos consideraron entonces que se trataba ... únicamente del paso de los 24 siglos desde su construcción, aunque los principales egiptólogos de este país presentaron el proceso de deterior con temor.
Juan José Echevarría , director general de Patrimonio de la Concejalía de Las Artes del Ayuntamiento de Madrid, advirtió entonces que este templo tetrástilo fue el único de los donados por Egipto, en 1968, que se instaló en el extranjero en un ámbito abierto y público no museístico. Eso, apuntó, ha tenido efectos nocivos evidentes sobre su conservación y mantenimiento, a pesar de haberse convertido en una referencia museística de primer orden para la Egiptología española.
Hace dos años, el egiptólogo más famoso del mundo y responsable del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto entre 2002 y 2011, Zahi Hawass, ya se dirigió al alcalde José Luis Martínez-Almeida con la siguiente amenaza: «Si seguís sin cuidar el templo de Debod, os pediremos que nos lo devolváis». Y ahora, ABC denuncia que el cambio climático, el vandalismo y los nidos de aves se están convirtiendo en los grandes enemigos del famoso monumento.
Lo cierto es que este regalo ha tenido mil vidas desde su llegada a Madrid. En su origen fue erigido en el siglo II a. C. en la baja Nubia, la región central del río Nilo, donde cayó en el olvido durante más de 1.100 años. Fue expoliado, reconstruido, sumergido medio siglo y desmontado en 1968 para su viaje a la capital de España, como agradecimiento a la participación española en la operación organizada por la Unesco para salvar los templos de Nubia, que estaban amenazados por la construcción de la gigantesca presa de Asuán.
Cuatro templos se repartieron por el mundo —España, Estados Unidos, Italia y Países Bajos— con una condición: que estuviesen guarecidos en el interior de un museo. Sin embargo, el de Madrid, el más grande de todos, se colocó a la intemperie. De esta forma, la polémica sobre su degradación resurge cada cierto tiempo desde su inauguración en el parque del Oeste , en 1972.
Su traslado a Madrid
Pero, ¿cómo fue su reconstrucción y por qué se decidió recolocarlo al aire libre, en vez de a cubierto, como exigía la cesión? En su origen, el templo fue construido por orden de un rey extranjero, Adijalamani de Meroe , en el sur de Egipto hace 2.200 años. España fue el país que lo salvó de ser anegado bajo las aguas del río Nilo, de ahí que la autoridades de El Cairo decidieron que debía estar en Madrid, convirtiéndose en el monumento más antiguo de la capital, sobreviviendo no solo a la devastación de las guerras en su país de origen, sino a un complicado traslado.
Transportar hasta España el Templo costaba un total de 525.000 dólares y el traslado se prolongaría durante meses
Los trabajos duraron dos años, en lo que fue un largo e intrincado periplo desde su desmontaje y su compleja reconstrucción en 1970. Para cumplir con las exigencias de las autoridades egipcias, se barajaron varias posibilidades: crear una sala de exposiciones en la montaña de Príncipe Pío o en la Casa de Campo. Sin embargo, las dos operaciones con un coste tan elevado y una envergadura tan grande en aquella época no fueron sencillas. Transportar hasta España el Templo costaba un total de 525.000 dólares y el traslado se prolongaría durante meses. El Ayuntamiento de Madrid debería asumir 350.000, además de los costes propios de la reconstrucción. La ciudad de Elche se postuló para llevarse el gato al agua, pero, por razones obvias, se acabó retirando de la pugna.
La ubicación del parque del Oeste y a la intemperie se decidió por la complejidad de la técnica y el gran desembolso que ya supuso traer el santuario hasta Madrid. Tras desmontar los sillares, estos fueron trasladados en barco a la isla de Elefantina, junto a la presa de Asuán, en 1961. Allí aguardaron durante años, hasta que asignaron Debod a España. En 1970, las cajas atracaron en el puerto de Alejandría, desde donde partió el navío Benissa, que las trajo hasta Valencia.
Cuartel de la Montaña
El 18 de junio de 1970, las losas llegaron por camión hasta el parque del Cuartel de la Montaña , el lugar donde se ubicaban las famosas instalaciones militares en las que se produjo el golpe de Estado de Madrid el 18 de julio de 1936, y que fueron demolidas en 1940, después de la Guerra Civil . La tarea de los arqueólogos españoles bajo la dirección de Martín Almagro fue un despropósito, puesto que el Servicio de Antigüedades de Egipto tan solo entregó un plano y un croquis del alzado del monumento, junto con algunas fotografías sin referencia de ninguna clase.
De las 2.300 piezas que había que encajar a modo de puzle, más de cien bloques habían perdido la numeración
De las 2.300 piezas que había que encajar a modo de puzle, más de cien bloques habían perdido la numeración, otros se perdieron en el camino y muchos fragmentos llevaban una marca que no correspondía al plano. Fue una reconstrucción prácticamente a ciegas. Hubo muchas dudas durante los trabajos, pero finalmente el templo se erigió mediante la técnica de anastilosis, es decir, basada en el estudio metódico del ajuste de los diferentes elementos que componen su arquitectura. Por eso se hizo la fachada hipóstila –o sea, sostenida por columnas–, que se había perdido en el siglo XIX en Egipto, y se cerró el mammisi por su lado este.
Tres bloques exteriores fueron tratados químicamente en el Instituto de Restauración, con el objetivo de protegerlos de las más que probables inclemencias del tiempo. También fueron reforzadas la gola del segundo pilono, un capitel y un tambor de columna. Además, en el interior del edificio se instaló aire acondicionado para crear una atmósfera seca constante que ayudara a su conservación. Y para recordar la proximidad del templo al río Nilo en su ubicación original, se construyó un estanque de poca profundidad a lo largo de los pilonos de acceso al templo.
Su inauguración tuvo lugar el 18 de julio de 1972 y, a pesar de todas estas tareas, el monumento siempre ha estado rodeado de polémicas… hasta hoy.
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