La 'terapia' de Harry: cómo ayudó reconstruir el accidente en el que murió su madre

Salió del hotel Ritz y se metió en el túnel del famoso puente del Alma a 105 km por hora, la velocidad exacta a la que iba el coche de su madre, según la policía el día del accidente. Y no dice Harry, a 190 km por hora como informó la prensa en su momento. Hasta entonces él había imaginado que era un paso peligroso, pero al atravesarlo le pareció un túnel corto y sin mayores complejidades. Encontró el cierre que buscaba, pero lejos de acabar con el dolor, dio paso a otro tipo de dolor.

A su vuelta a Reino Unido, lo comentó con su hermano Guillermo, quien le confesó que también lo había hecho durante una visita a París, aunque no le había dicho nada. Inglaterra se clasificó para la final de rugby y en esta ocasión viajaron los dos hermanos juntos para ver el partido. Allí decidieron volver hacer el recorrido, esta vez juntos en el mismo coche. También fue la primera vez en diez años, que hablaban sobre la muerte de su madre.

Los dos estaban de acuerdo en que el informe policial del caso era un insulto. Tiempo atrás, Harry le había pedido a su nuevo secretario personal JLP que le facilitase el informe policial del accidente en el murió su madre. Buscaba pruebas, pero asegura que aquella investigación no probaba nada, salvo que su madre había estado en un accidente de coche, tras el que parecía ilesa, mientras los paparazis continuaban haciéndole fotos. «En lugar de servirme como prueba, descubrí más razones para sentir rabia», dice en sus memorias.

Y tras comprobarlo ellos mismos, acordaron hacer un comunicado e incluso una rueda de prensa solicitando que se reabriese la investigación. Pero confiesa Harry algo que seguro molestará a palacio que desvele y es que «los que deciden nos disuadieron» Y ahí se quedó. La primera vez que lloró por la muerte de su madre desde su entierro, fue con Cressida, una de sus parejas, en unas vacaciones esquiando en Suiza. Fue la primera persona en ayudarle a cruzar aquella barrera y dar salida a las lágrimas. Algo que creó un vínculo entre ellos, que no había encontrado en anteriores relaciones. Pero no amor eterno y por eso lo suyo no prosperó.

Tras su paso por el ejército y sumido en una profunda depresión, huyó a Botsuana, donde ya le diagnosticaron estrés postraumático, por no haber sabido gestionar bien, ni haber recibido la ayuda necesaria para superar la muerte de su madre. Aunque comenzó a ver a una psicóloga en Londres cuando conoció a Meghan, aún hoy sigue sin estar recuperado del todo.