Bárbara Rey: «Conmigo y con mi hermana hubo maltrato físico y psicológico»

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Bárbara Rey durante una escena del documental ATRESMEDIA

Bárbara Rey se confesaba a Jesús Quintero y le dejaba bien claras las cosas: «El escándalo me busca a mí desde que nací. Me ha hecho mucho daño y también me ha beneficiado. Prefiero que me siga buscando el escándanlo que buscarlo yo. ... Nunca buscaré el escándalo. Siempre, por un motivo y otro, me he visto envuelta en algún escándalo». María García, natural de Totana, Murcia, conquistó a España con su belleza, un don que, según su hija, Sofía Cristo, también fue una maldición: «Muchas veces el físico te juega una mala pasada y se le ha hecho una imagen de mujer devora hombres y un poco maléfica, cuando mi madre es una persona sensible, emocional, vulnerable, muy cariñosa, muy visceral, súper protectora, súper sumisa con los hombres y yo creo que lo ha dado todo por cada uno de los amores que ha tenido«.

Esa imagen de mujer fatal contrasta también con lo que asegura Petra García, su hermana: «Todavía no se ha liberado del todo de esos sentimientos de culpa que te va creando alguien, una persona, en este caso, nuestra madre, que tenía muchos problemas psicológicos». En el documental 'Una vida bárbara', estrenado en Antena 3, Bárbara Rey vuelve a su pueblo y recuerda sus orígenes: «La nuestra era una familia era híper humilde. Mi padre estuvo trabajando cuando era muy joven en el campo, luego en un molino. Mi madre trabajaba sirviendo, hasta que se casó. Era un ama de casa extraordinaria. Pero ese cariño, ese afecto, que te comprenda o al menos lo intente, eso nunca lo tuvimos. Ni un beso, nada. Mi madre no quería tenerme. Hizo un montón de cosas para no tenerme, como coger mucho peso, bajar las escaleras sentada…«.

Estuvo ingresada en un centro psiquiátrico y Bárbara ejerció de madre con su hermana pequeña: «De hecho, alguna vez me sigue llamando 'hija mía',» confiesa Petri divertida, dejando atrás los malos recuerdos. «Conmigo y con mi hermana hubo maltrato físico y psicológico«, recalca Bárbara, que intenta entender a su madre: »Creo que, con su enfermedad, no se controlaba«. Pero se rompe cuando recuerda cómo pegaba a su hermana cuando apenas tenía cuatro años: »Me dolía más que si me pegara a mí, porque era como mi hija«.

Al llegar a su casa en Totana, Bárbara se resiste a entrar: «Yo no paso de aquí, lo siento pero no. No me trae más que tristeza, angustia, terror». Porque no solo ellas fueron las víctimas: «Con los años me di cuenta que mi padre fue un hombre maltratado«. Él fue su gran apoyo: «Mi padre es el amor de mi vida, el hombre que más me ha respetado y valorado. No creo que nadie haya sentido por mí lo que mi padre sentía por mí. Yo muero por mi padre. Tenía una conexión con él que nunca tuve con ella«. Cuando su padre encontró trabajo como comercial de una marca de máquinas de coser, ella le acompañaba para hacer las demostraciones. Y mientras tanto, empezaba a nacer en su interior el sueño de convertirse en artista.

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