Bárbara Rey confiesa su historia de amor y su desengaño con Juan Carlos I

Ahora, esa relación ha pasado a los informativos, en la sección de política, volviendo a facturar como protagonista de series de televisión centradas en su intensa vida artística y personal. Pero a Risto lo único que le preocupa es que Bárbara cuente al fin la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad sobre el secreto de Estado peor guardado de España: «Yo vengo a contar, aunque hay algo que uno se reserva y no cuenta jamás», explica una Bárbara que, sentada en el Chester, habla más de lo habitual, pero sigue reservándose algún as en la manga.

Lo que más sorprende de la conversación es que, al fin, Bárbara reconoce que estuvo «enamorada tres años, hasta que conocí a mi marido.» Corría el año 77. A pesar las numerosas leyendas urbanas, no se lo presentaron: «Me localizó y me llamó a casa. Le atendió una amiga. 'Ha llamado un señor que decía que era el Rey', me dijo. Yo pensé que era una broma de algún imitador. Pero volvió a llamar. Me dijo que me seguía, que le gustaba mucho. No me lo podía creer. Fueron muchas llamadas. Yo no sabía qué hacer, tenía muchas dudas, temía que pudiera repercutir en mi trayectoria.

La primera cita fue en Zarzuela: «Me mandó un coche. Yo tenía miedo a decirle que no. Fue una entrevista amable, como si fuéramos amigos. ¡Habíamos hablado tantas veces por teléfono!» En Palacio la cosa no fue a más: «Hay determinadas cosas que nunca pasaron allí porque yo no habría accedido.» En esa época, a Bárbara su majestad le parecía «muy guapo», porque había empezado a cuidarse. «Una no puede enamorarse de alguien así», se decía, pero no lo pudo evitar: «Estuve enamorada hasta que conocí a mi marido, en 1979.» Eran, lógicamente, una pareja abierta. En aquel tiempo, Bárbara estuvo con Paquirri, entre otros. La actriz reconoce que coincidió con don Felipe, «cuando era un crío», y con doña Sofía, en actos oficiales, «siempre fue muy amable y se preocupaba por mi familia.»

Con el matrimonio, la relación continuó solo por teléfono: «Solo llamaba cuando estaba en Madrid. Era muy educado, me preguntaba por los niños.»

Cuando el matrimonio acabó, Bárbara y el monarca retomaron el contacto. Pero había algo que la actriz no le perdonaba, «su mal comportamiento», su falta de ayuda en los momentos difíciles: «Le dejé entrever que me hacía falta dinero cuando mi hermana se puso enferma de cáncer. Pero no me ayudó. Nada.»