Dónde y cómo nacieron los famosos caramelos de violetas de Madrid
De tradición familiar y con más de cien años de historia, el dulce es uno de los más icónicos de la capital
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Madrid
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Iniciar sesiónMorados, con forma de flor y de lo más dulces: es extraño que alguien no conozca los clásicos caramelos de violetas de Madrid que tienen más de un siglo de historia. Imitados y convertidos en uno de los 'souvenirs' más emblemáticos de la capital, ... los originales fueron una creación de la pequeña confitería La Violeta, situada en la plaza de Canalejas.
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Pero los caramelos violetas no siempre han sido los protagonistas del establecimiento. En 1915, La Violeta aún no se llamaba así, sino El Postre, y allí Mariano Gil y Pilar Temiño ofrecían bombones, fruta escarchada, marrón glacé y caramelos.
Ellos mismos fueron los que, entre los años 20 y 30, decidieron crear el caramelo a partir de una de las flores más características de la capital. Hoy, más de cien años más tarde, sus nietas regentan el establecimiento y mantienen la tradición, siendo este casi el único lugar en el que poder adquirir el dulce.
Una historia de familia
Teresa de Prado, una de las actuales gerentes del espacio y nieta de sus fundadores, habla con cariño de toda la historia que hay detrás de La Violeta, sus caramelos y cada uno de sus dulces. «Mi hermana, mi prima y yo hemos aprendido el negocio desde niñas», explica la profesional. «De pequeñas, acompañábamos a mi madre y a mi tía al establecimiento y bajábamos al pequeño almacén», señala. Años después, ellas son la tercera generación encargada de que la tradición y estos dulces tan codiciados perduren.
A pesar de la fama con la que cuentan actualmente, lo cierto es que no siempre fue un caramelo muy valorado. Los inicios, como en la mayor parte de los casos, fueron complicados, algo sobre lo que trabajó día a día Pilar Temiño en el establecimiento. Con un pequeño recipiente en el mostrador, ofrecía a cada cliente 'una violetita', tal y como explica su nieta hoy en día. Así, la peculiaridad del dulce y el boca a boca hicieron el resto. Hoy en día, La Violeta vende 360 kilos de estos caramelos a la semana.
Elaborados a las afueras de la capital, son pocos los que saben la auténtica receta de las violetas, todo con un motivo: protegerla. Grandes tiendas y almacenes han querido distribuirlas, pero todas sus ofertas han sido denegadas. «Las violetas auténticas tan solo se pueden adquirir en La Violeta y en algunas tiendas muy específicas», señala De Prado.
Aunque son muchas las imitaciones que han surgido, la peculiaridad de la creación de Mariano Gil y Pilar Temiño es imposible de igualar, algo sobre lo que también habla Teresa de Prado. «Lo que las diferencia es un punto ácido que tiene la violeta, no es un caramelo totalmente dulce», explica. «Es lo que hace que a la gente le guste más», concluye.
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Finalmente, y además del cuidado de la tradición, el equipo no ha dejado de innovar y de crear nuevas propuestas, siempre teniendo en cuenta la línea de La Violeta. El chocolate negro con aroma a esta misma flor es otro de sus productos estrella, además de distintos surtidos de caramelos y otras formas de presentación, como las mismas violetas en formato de caramelo blando.
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