¿Puede el té competir con el vino en las cartas de los restaurantes?
Madrid Fusión 2024
Henrietta Lovell, fundadora y CEO de Rare Tea Company y Rare Charity, ha defendido las posibilidades del té en materia de maridajes durante la primera jornada de Madrid Fusión The Wine Edition
La alta cocina se convierte en adictiva: ¿pueden los chefs controlar nuestro apetito con opiáceos?
Henrietta Lovell, fundadora y CEO de Rare Tea Company y Rare Charity
«Cuando Noma empezó a utilizar mis tés y a hablar del origen y la elaboración, estos se convirtieron en arte fundamental del menú, no del final de la comida, sino de la propuesta entera». Así empezaba Henrietta Lovell su ponencia en The Wine Edition, ... el congreso de vinos de Madrid Fusión.
Conocida en todo el mundo como Rare Tea Lady, Lovell dejó su carrera en finanzas para fundar Rare Tea Company en 2004. Desde entonces, se ha mantenido a la vanguardia liderando una auténtica revolución del té, trabajando con chefs y sumilleres en todo el planeta para crear armonías gastronómicas. Ha creado blends personalizados para algunos de los mejores restaurantes del mundo, incluidos Noma en Copenhague, Momofuku en Nueva York y Claridge's en el Reino Unido, y sus tés están disponibles desde Londres hasta China.
La gran dama del té británica reenfocaba en el escenario de Ifema su charla TED hacia los chefs y sumilleres, los verdaderos «tomadores de decisiones» en la industria hostelera. «¿Quieres cambiar tu negocio y el mundo a mejor? ¿Tenemos ese poder? ¿Importa siquiera?» A partir de estas cuestiones, Lovell quiso hacer hincapié en cómo el té puede aportar valor real sin coste humano y realizó un repaso a los aspectos positivos y las opciones que el té ofrece para el sector, inspirado en las increíbles experiencias con clientes que ha ido recopilando a lo largo de su trayectoria profesional en todo el mundo.
«No hay un único tipo de té en Darjeeling igual que no hay un único tipo de vino en Rioja. Todo importa: el origen, el terroir, el sol, la mineralidad del suelo, cuándo se recoge... La diferencia entre un té o un vino industrial y algo más especial está en estos detalles», explicaba la experta. Y esto puede ser un territorio a explorar a la hora elevar la experiencia gastronómica. «Cuando haces las cosas con mimo, se convierten en una experiencia extraordinaria para el consumidor y una manera de involucrar a los chefs con este abanico de sabores».
Los consumidores están cambiando, los jóvenes viajan y quieren saber la historia detrás de los productos. Esto es algo que no sólo se aprecia en el mundo del vino, también en el del té. Los restaurantes y los hoteles se preocupan por ofrecer mayor calidad y experiencias a la altura de sus propuestas culinarias en lo que al té se refiere: «¿Por qué no dejarnos el dinero en una botella preciosa de té?».
No a las bolsitas
Henrietta Lovell viaja por el mundo para seleccionar pequeños jardines de té independientes, desde Shire Highlands en Malawi hasta las estribaciones del Himalaya. Al abastecerse directamente de las granjas, puede obtener cosechas únicas y garantizar que se elaboren utilizando prácticas sostenibles para beneficiar tanto a la tierra como a las personas que viven en ella. En 2016 fundó Rare Charity para devolver un porcentaje de los ingresos de Rare Tea Co. a sus granjas asociadas y apoyar becas de educación.
Así, su charla en The Wine Edition no tardó en convertirse en un alegato ecológico en contra, no sólo de las contaminantes bolsitas de té sino de la explotación humana de un sector que está en manos de las grandes empresas elaboradoras: «Hay 15 millones de personas que trabajan en el sector del té en el mundo, se bebe mas té que vino, pero de estas personas, la mayoría son mujeres agricultoras que malviven en comunidades marginales», explicaba.
«El té que bebemos aquí no viene de China o Japón, donde el valor de este producto es mucho mayor, sino de Nepal, India, Kenia y lugares que no imaginamos. Son siete las empresas controlan las explotaciones agrícolas y la oferta a este lado del mundo. Las personas que hacen té para estos gigantes del té realizan trabajos muy duros y su esperanza de vida es de poco más de 40 años. No tenemos responsabilidad sobre ello porque no lo sabemos».
Para cambiar esta realidad, continuaba la fundadora de Rare Tea Company, es necesario un despertar de conciencia: «Sólo tenemos que preguntarnos de dónde viene el té que consumimos, interesarnos por su historia y su elaboración; poner en las cartas no sólo el tipo de té sino también el nombre de la explotación agrícola, el sabor, las notas de cata, como si fuera un vino. Está comprobado que la gente elige la calidad sobre el precio».
Por otro lado, continuaba Lovell, «los agricultores deberían obtener una valoración económica razonable, algo que es difícil pero no imposible». Sin olvidar el pilar del medio ambiente: «El sello ecológico no lo es todo, la sostenibilidad va mucho más allá de no usar pesticidas y el papeleo puede resultar inaccesible para esos países productores que no hablan inglés. Lo importante es dar voz a aquellos agricultores que piensan tanto en la sostenibilidad medioambiental como en la social. Es necesario crear una demanda de producto de calidad que acabe con esas comunidades explotadas».
Por no hablar de la bolsita de té. «No hay sostenibilidad posible mientras haya bolsitas de té porque, aunque no sea de plástico, sólo se usan una vez. Aunque todo el proceso se hiciera con conciencia, seguiría contaminando».
Ver comentarios