DETAPEO
Killo, acento austriaco y sabor andaluz
En el barrio de Gaztambide hay una terraza en la que poner rumbo al sur, con vientos que llegan desde las almadrabas gaditanas de la mano del cocinero Manuel Auer
Madrid
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Iniciar sesiónNi brisa ni salitre, pero con corazón marinero, en el barrio madrileño de Gaztambide hay un rincón en el que poner rumbo al sur. Killo es la mitad, en realidad, de un sueño que empezó en Zahara de los Atunes (Cádiz) con ... una vuelta de tuerca a sabores y recetas gaditanas. Y no porque esa cocina lo necesite, sino porque a Manuel Auer, su chef, le divierte hacerlo así.
De la mano de su pareja, Alejandra Álvarez, quiso estar en la capital sin dejar de lado la casa madre –Taberna Tía Juana– que tienen en el barrio marinero de ese rincón de la Costa de la Luz y que muchos madrileños ya conocen por veranear allí. Auer ha traído a Madrid su forma de entender la comida –así define con sencillez lo que sale en sus platos–, sin esquemas.
Atún rojo de almadraba: ¿cómo distinguirlo, cortarlo y cocinarlo?
Adrián DelgadoMorrillo, mormo, contramormo, facera, galete, ijada, tarantelo... Descubre aquí de donde sale cada corte de este oro rojo del mar y por qué su precio se ha disparado un 20 %
No hay lugar para la tortillita de camarones ni el bienmesabe canónico. Pero sí para un particular homenaje al atún rojo. Salvaje, presume, y que llega ultracongelado –no hay por qué alarmarse, es lo suyo– de una de las cuatro almadrabas gaditanas. Así es posible estirar la temporada del tomate ya al límite en una versión desnuda –pelado– rellena de un paté casero de atún y sobre ajoblanco (9 euros).
Pistas
Killo
- Qué pedir: los platos con atún rojo salvaje, crudo y guisado.
- Perfecto para: una tarde entre semana. Terraza.
- Caña: 2,5 €
- Ensaladilla: 11,5 €
- Dirección: calle de Joaquín María López, 46. restaurantekillo.com
Auer está especialmente orgulloso de su reinterpretación de la tortillita de camarones en un gofre, con aguacate, encurtidos y tartar de atún (7,5). Trabaja sus propios fermentados en un guiño a sus orígenes. No solo trata el oro rojo del mar en crudo y tienen tirón también sus costillas guisadas con mole casero (20, su segundo precio más caro en la carta).
Es un ejemplo del espíritu viajero con el que es capaz de salirse por peteneras incluso con un 'marmitako' atunero (17) o poniendo un cazón en adobo rebozado en maíz sobre una crema de patatas revolconas (11). Para los carnívoros, la carrillada (16) –de vaca vieja a fuego lento, crema y crujiente de chirivía– y para los vegetarianos, croquetas de coliflor (8, cuatro unidades) entre cañas o manzanilla (3,5 la copa). Son un 'hit' en el barrio. Y si no, siempre queda la ensaladilla (11,5) que, aquí, llega a la mesa con gambas cristal bien crujientes.
*Los precios reflejados pueden sufrir modificaciones tras la fecha de publicación de este artículo.
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