Gastronomía

Siete cervezas artesanas que se salen del guion: de trufa, de pan, picante o de piel de aceituna

Día Internacional de la Cerveza

Los pequeños productores ponen el foco en la sostenibilidad y en el producto de sus tierras

Sibarita Black Truffle 5,5% Una rubia 'ale' fresca para disfrutar en pequeños tragos

La escena cervecera española dibuja un mapa de pequeños productores comprometidos con la sostenibilidad y con sus respectivos territorios. Sus formas de entender la vida están en el centro de sus proyectos. El trago más popular se sofistica con producciones contenidas y grandes historias.

La cerveza, esa cerveza que adopta en España el formato de caña, es invencible en la barra de un bar como epítome festivo, y celebra mañana su día internacional. Pero que las grandes industrias de esta bebida milenaria hayan apostado por versiones artesanas demuestra, al menos en un plano económico, el tirón de un concepto que tiene sus mejores representantes en los 'brewer' -el término inglés con el que se conoce al pequeño fabricante- más preocupado por la singularidad de sus bebidas que por el volumen de su producción.

La artesanía que gira en torno a la cerveza nacional se ha convertido en un reflejo de asuntos como la sostenibilidad, el aprovechamiento y el apego al territorio. Y lujo, porque en lo único y diferenciador de cada una de sus recetas hay carácter suntuorio. Bien por los productos que emplean -trufa negra, por ejemplo-, bien por la originalidad de sus procesos o el apego a las raíces y la cultura de un lugar.

El territorio, casi el terruño, es un elemento clave en el mapa cervecero artesano de España. Producciones hiperlocales que gracias a la venta online o el interés de distribuidores a baja escala salen incluso de nuestras fronteras. Concentran en una botella no solo un trago que ya no está llamado únicamente a saciar la sed -para eso la caña convencional también es imbatible-, sino a concentrar en una botella las formas de vida que definen un espacio único como pueda ser el Parque Natural de la Tenencia de Benifasar (Castellón) o de un paraje extraordinario como La Alcarria. En ambos -trufa, en el primero, y miel, en el segundo-, el producto es algo más: es cultura, historia y vínculo con la zona. Aspectos inmateriales que son la razón de ser de proyectos como Sibarita, una cerveza de alta fermentación con matices a trufa negra, o Nectarius, una tipo 'ale' ecológica con miel de lavanda.

Otra de las cervezas artesanas que destaca en el mercado español es La Sagra. Como no es difícil de averiguar, tiene su origen en la comarca natural de La Sagra, en Toledo, y puede presumir de ser una cerveza 100% pura, es decir, de estar elaborada en su totalidad a base de malta de cebada, sin añadir ningún otro cereal. También presume de ser una 'premium lager' que se adapta a todos los públicos: sin alcohol, sin gluten, doble malta o radler, es capaz de adaptarse a todos los gustos, ocasiones y paladares.

En otras empresas, la preocupación por ser más sostenible ha sido el motor para llegar a cervezas realmente especiales. Desde la utilización de aceituna manzanilla de sus aceites de oliva por parte de la empresa familiar Clemen -en la Puebla de Sancho Pérez, Badajoz-, al pan sobrante de las tahonas que la familia de Israel García tiene en El Barraco (Ávila) y con el que hace una rubia tipo 'ale' que es todo un fenómeno dentro y fuera de su provincia de origen.

El objetivo de lograr un residuo cero ha llevado a los responsables de Mica -una de las artesanas españolas más lauredas del mundo- a ser un referente en la Ribera del Duero, con tipos de cerveza que van desde el aprovechamiento también del pan -Mendrugo- hasta otras más atrevidas como su serie 'Experiencia Salvaje' con toque picante, entre otros.

Marianna Zungri e Irene Roldós dan vida a uno de los proyectos cerveceros más comprometidos. Desde su cooperativa en Jerez de la Frontera -participan en otra, 'La reverde', que produce verdura ecológica- elaboran una pequeña producción de 'cerveza gaditana sin complejos' que bautizaron Destraperlo. Sus métodos naturales de fermentación dan como resultado versiones singulares como su 'Andalusí 'red ale' -inspiradas en las tipo 'brow ale' irlandesas-, a la que llaman 'Colorá'.

Proyectos pequeños que llegan a definirse como 'microcerveceras'. Es el caso de Isla Verde, la empresa que pusieron en marcha la polaca Jolanta Klimaszewska y el belga Gino de Reuwe en la isla de La Palma. Llegaron a ella en 2006 «buscando salud y bienestar». En Tijarafe encontraron el clima y la disponibilidad de agua de buena calidad que necesitaban para las cervezas que de momento, solo se venden en Canarias.

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